El líder de Podemos en la presentación de `Conversaciones con Pablo Iglesias´ (Editorial Turpial). Foto: José María Garrido



Al final de la novela Rebelión en la granja, el cerdo de nombre Napoleón se yergue sobre sus dos patas traseras: en ese momento, George Orwell sugiere que los revolucionarios corrían el riesgo de adoptar con prontitud las costumbres de los injustos explotadores humanos. Aunque la fábula de Orwell encarnase una dura crítica al estalinismo soviético, la trayectoria del partido de izquierda radical Podemos comienza a mostrar algunos signos de lo que podríamos denominar una cierta castificación. ¿Está Pablo Iglesias a punto de descubrir la pantalla de plasma, como ya lo hiciera Mariano Rajoy?

Comunicación vía plasma
La evolución de Podemos ha sido fulgurante desde que sus principales prebostes –el becario Errejón, el profesor Monedero y Pablo Iglesias- saliesen del programa La Tuerka para conocer las grandes cadenas de Telecinco, La Sexta y Cuatro. Sin embargo, algo ha debido de cambiar para que Iglesias rechace su participación en el programa Un tiempo nuevo de Telecinco, presentado por Sandra Barneda. Según ha reconocido a través de una nota de prensa Mediaset, el flamante secretario general, después de consultar su decisión con la dirección de su partido,  habría propuesto intervenir a través de conexión remota desde la sede de Podemos, en lo que parece un primer acercamiento a la comunicación a través de pantalla de plasma, tan propia del presidente Rajoy y tan orwelliana como la novela 1984 (Gran Hermano).

Punto de inflexión
¿Está el partido de la transparencia dando la espalda al Cuarto Poder por primera vez? Algo parece haber cambiado en la estrategia comunicativa de Podemos después de que Iglesias experimentara una derrota dialéctica en El Objetivo de La Sexta a manos de la siempre crítica Ana Pastor. ¿Es el momento de seleccionar a los entrevistadores y las preguntas y de rechazar cuestionamientos críticos por parte de los tertulianos?

Dificultades tras el CIS
La tormenta desatada por la última encuesta del CIS ha traído, paradójicamente, algunas nuevas dificultades para Podemos. La primera posición en intención de voto directo les obliga a convertir sus críticas en propuestas propias y afirmativas. Para ello, el modelo económico a proponer se ha convertido en todo un quebradero de cabeza para los Montero, Álvarez, Medialdea y los demás asesores económicos de la nueva formación. Entretanto, la polémica surgida por la productora televisiva de Iglesias y la cuestionable beca recibida por Íñigo Errejón amenazan con mancillar la reputación virginal de la formación nacida entre Vallecas y Lavapiés.

Desprecio a los medios y ELPLURAL.COM
Por si fuera poco, la cerrazón de Podemos afecta también a su principal órgano de prensa, que se expresaba a ELPLURAL.COM de esta guisa: “No hay declaraciones. No vamos a comentar nada, ni a ofrecer ninguna versión. Nada de nada”. Un comportamiento que, cuando se aplica al resto de los partidos, provoca múltiples críticas por parte de los medios de comunicación, y representa una de las principales causas de la crisis de representatividad democrática que se está viviendo en la actualidad. Ante actitudes tan conocidas, sería procedente que quienes tanto exigen a las formaciones clásicas predicaran con el ejemplo. El tiempo no transcurre de manera intrascendente.