La Junta de Andalucía ha señalizado hoy como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía la antigua prisión provincial de Málaga, uno de los centros de la represión de la dictadura durante la guerra y la posguerra en Andalucía.

Acto
El delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, y el director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo, han participado, junto al alcalde del municipio, Francisco de la Torre, en el acto de la señalización, con la ubicación de una placa “en memoria de las personas que vivieron sus últimos momentos en este presidio”, según se incluye en el texto de la misma.

Construir memoria colectiva
Durante el acto, Ruiz Espejo ha expuesto que el objetivo del Gobierno andaluz con este reconocimiento es “construir una memoria colectiva, que nos reconcilia y nos permite aspirar a un futuro construido sobre principios de la verdad y de la recuperación de la dignidad”.

Conocimiento de la historia
Ha apuntado, asimismo, que se trata de un acto de reparación del daño causado a muchísimas personas que dieron su vida por la defensa de la libertad y “cuyo recuerdo queremos que sea ejemplo para las generaciones actuales”, y, en este sentido, ha puesto de relieve el trabajo de los familiares y las organizaciones de la memoria.
Con la señalización de la antigua prisión de Málaga “aportamos un paso más en ese conocimiento de la historia, en que en estos muros se ejerció la represión por la ideas, que fue un lugar donde se quisieron encerrar las ideas, sin saber los opresores que éstas nunca podrán ser destruidas por muchos muros que se quieran levantar contra ellas”, ha afirmado Ruiz Espejo.

Página abierta a la memoria
Por su parte, Luis Naranjo ha señalado que la señalización de la prisión malagueña “es una página abierta a la memoria del pueblo andaluz, y es la página de un libro que hay que leer completo, de todos los lugares que el régimen utilizó para reprimir a los republicanos”.

El director general de Memoria Democrática ha destacado que el franquismo utilizó las cárceles como un lugar de represión en las que “se buscó la destrucción política y moral de los republicanos” y ha ensalzado el carácter de las personas que fueron encarceladas “ya que desde la misma cárcel siguieron luchando por sus ideas”.

Antigua prisión
Proclamada la República, y nombrada la malagueña Victoria Kent Directora General de Prisiones en mayo de 1931, se dispuso a reformar el sistema penitenciario para lo que empezó a recorrer la geografía carcelaria a fin de conocer la situación de cada sitio. Victoria Kent en Málaga insistió en la necesidad de acabar las obras de la nueva prisión, que recibió mayor impulso para que los internos tuvieran una estancia más digna y acorde con los principios que inspiraron el programa del Ministerio de Justicia de la República. La situación de abandono en que se hallaba la vieja cárcel, habilitada como tal a principios del siglo XX fue denunciada muchas veces en prensa y por eso se proyectó la construcción de una nueva prisión provincial, que se impulsó en el primer bienio republicano.

En octubre de 1933 tendría lugar la inauguración de la nueva prisión provincial con servicios suficientes, para unos cuantos centenares de personas, conforme a los objetivos de reinserción del gobierno republicano. Terminó su funcionamiento como prisión en 2009.

Destinada a mujeres
Declarada la Guerra y, sobre todo, a partir de la ocupación franquista de Málaga el 8 de febrero de 1937, la situación cambió de forma radical. Las masivas detenciones requirieron de una nueva reordenación y aprovechamiento de las dos prisiones –destinándose la vieja a las mujeres-, para que permitieran albergar a miles de personas acusadas o sospechosas de responsabilidad, un número incrementado con la vuelta de aquellos que vieron cortada la carretera de Almería, única vía de salida de la población que huía de la llegada de las tropas franquistas.

Hacinamiento
La Prisión Provincial de Málaga fue una de las más importantes, por número de ingresos, de España. Durante los primeros días de la ocupación franquista fue el lugar donde se entregaron los soldados que venían de otros frentes. Lo hicieron con sus armas confiando salvar su vida. La mayoría fueron juzgados mediante brevísimos procedimientos que se saldaron con sus propias vidas. El hacinamiento durante los primeros años llegó a ser insoportable y los traslados a otras prisiones como Cuéllar, San Juan de Mozarrífar o Porta Coeli, así como a los batallones de trabajadores, apenas aliviaron la situación de la población reclusa.

Presos malagueños
Sobre el perfil de los detenidos aproximadamente más del 80% de la población reclusa eran hombres jóvenes comprendidos entre los 21 y 40 años y en su mayoría de Málaga y la provincia, aunque aproximadamente un tercio venían de otras provincias, mayoritariamente andaluzas. Las estadísticas oficiales de 1942, cuando ya se habían producido numerosas excarcelaciones en la prisión provincial de Málaga se contabilizan 3.203, aunque había habido momentos con un número mayor.

Ejecuciones mediante garrote vil
La prisión de Málaga no fue solo el lugar de sufrimiento de una población privada de libertad, sino también donde se ejecutaron a centenares de hombres y mujeres mediante garrote vil y , a su vez, la antesala del traslado al cementerio de San Rafael donde se producían las ejecuciones por fusilamiento.