Las nuevas generaciones llegan a una sociedad dominada por las nuevas tecnologías y la innovación. Villoch es experto en estos campos y en el de la comunicación, por ello, se hace casi necesario hablar del tema niños-educación-tecnología-innovación. Además, al margen de sus especialidades, hay una en la que destaca. Es el padre de tres hijas.

Qué se pasa por la cabeza de uno cuando se dice que el niño ya no viene al mundo con un pan bajo el brazo, sino con una tablet ¿Es exagerado inculcar la tecnología y la innovación desde bien pequeños o es algo contra lo que no se puede luchar?
Primero es importante distinguir innovación de tecnología. La tecnología son los cambios que aparecen después de que hayamos nacido. Para nosotros el teléfono no es tecnología, pero sí para nuestros padres. Para los chavales de cinco años la tablet no es tecnología, pero para nosotros sí. Según un estudio, a los niños de 2 o 3 años del Reino Unido les das una superficie plana e interpretan que es una pantalla. Si la toca y no hace nada, cree que está rota. Si les das un libro o una revista no pasan las páginas, sino que hacen el gesto de aumentar la imagen... Por su parte, la innovación es estar abierto. Los chavales nacen innovadores de serie porque tienen que aprenderlo todo. Si tú a una niña de 5 años le das un papel y lápices de colores, se puede pasar horas innovando, desarrollando ideas y capacidades. Y se pone a pintar lo que le da la gana, y te dice que allí hay un elefante y dices tú ¿dónde? Pero ella sabe que ahí está. O le da por pintar un sol azul. Entonces entra en escena lo que yo llamo 'educocastración', que se traduce en que dentro de cinco años cuando a la misma niña le dices que pinte algo lo primero que dirá será ¿Y qué copio? O pinta el sol amarillo porque alguien le enseña que el cielo es azul y el sol amarillo, y entonces un día nublado te dice ¡anda, pero si el cielo está gris! La cuestión es que ahora mismo, esos niños son nativos digitales del siglo XXI pero les están enseñando con métodos propios de los tiempos de la revolución industrial. Y con este panorama aún nos extrañamos cuando dicen que esos niños, nuestros hijos, se aburren ¿Cómo no se van a aburrir?

¿Y no da un poco de miedo esto que cuentas?
Más que miedo veo una oportunidad, una enorme posibilidad de crecimiento y desarrollo. La clave es que no observemos que esto es incompatible con que jueguen con plastilina o con pinturas. Si la única relación del chaval con el mundo es una pantalla, entonces lo habremos hecho mal. Pero pensar en que en lugar de una mochila con 15 libros, un alumno puede llevar su tablet, y puede hacer los exámenes con ella, y se los corrigen en tiempo real... entonces disponen de unas grandes facilidades de recursos, lo que a su vez redunda en un uso de su cerebro para muchas otras cosas y desde edades más tempranas. Me han dado el dato de que hay chavales de 8 y 9 años que tienen las mismas capacidades de reacción que los pilotos entrenados de los cazas americanos. Frente a quienes tienen horas y horas del entrenamiento más sofisticado del mundo, resulta que hay chavales que a través de su experiencia en gaming son capaces de batirlos ¡Son unos cracks esos niños! Pero ojo porque creo que también es necesario que jueguen a la pelota con sus amigos.