Hoy son algo habitual. Ha regresado la moda de recuperar muchos de los primeros que rompieron lo establecido hasta convertirse en tendencia y, en la actualidad, marcan una vuelta muy vintage al pasado. Son los relojes digitales, cuya aparición, sin embargo, no es tan lejana como muchos creen, o sí, según se mire.

El reloj como tal apareció hace mucho, mucho tiempo. La moda ha sido la que ha establecido ciertas normas en todo lo relacionado con la vestimenta, y en este punto los complementos han ido ganando terreno a medida que los siglos, décadas y años se acercaban a los actuales.

Su paso de llevarlo en un bolsillo, en la cintura o el pecho, agarrado por una cadena, hasta su incorporación a las muñecas se produjo en el siglo XIX y a partir de ahí todo fueron evoluciones.

Sin embargo, una de las más llamativas no tuvo lugar hasta la década de los 70 cuando la compañía Hamilton fabricó el primer reloj de pulsera con pantalla LED o como lo definieron entonces “el primer reloj sin partes en movimiento”. Antes, en 1956 D. E. Protzmann and Others registraron la patente del primer digital (describía un despertador) en Estados Unidos.

2001: Una odisea del espacio
Pero regresemos a 1970, a la compañía Hamilton. Fue la que impulsó definitivamente el uso generalizado del reloj digital de pulsera (recibió el nombre de Pulsar). Según cuentan, este dispositivo fue fabricado en alusión al elaborado un par de años antes, cuando la misma empresa creó una especie de prototipo de carácter digital para la ya mítica película 2001: Una odisea del espacio.

Lo cierto es que una de las características de aquel reloj tenía que ver con su precio que ascendía a ¡1.500 dólares!

A pesar de ello, empezaron a popularizarse a medida que avanzaba esa década, aunque su boom definitivo se produjo en la siguiente.

Los japoneses a escena
Y todo gracias a que las empresas japonesas vieron el filón comercial del invento y empezaron a sacar sus modelos y a precios más asequibles. En este punto cabe mencionar la aparición en los años 80 de las pantallas LCD.

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La diferencia entre estos y el Pulsar de Hamilton es que, mientras este último incorporaba una pantalla en negro que, al apretar un botón encendía los puntos LED color rubí que señalaban la hora, con la llegada del LCD la hora está siempre visible. A partir de ahí, la imaginación e investigación de las compañías asiáticas, marcaron todas las tendencias, con funciones de los más diversas.

Por ejemplo, Seiko incorporó a sus modelos el cronómetro, todo un acontecimiento, o la calculadora, un modelo que ahora se ha recuperado de que manera ¡Es la moda! como dirían algunos.

Tecnología digital
Este tipo de relojes basa su funcionamiento en la electrónica digital a la hora de controlar el tiempo y representando la hora en un display digital con forma decimal, siempre igual con dos variaciones: Hora-Minutos o Hora-Minutos-Segundos. En ambos supuestos con el formato de 12 o 24 horas.

La diferencia fundamental con los llamados convencionales es que suprimen todos los engranajes de estos y los sustituyen por el mencionado sistema de electrónica digital alimentada a través de una batería/pila.

Pequeños y más baratos
Es verdad que cuando se habla de digitales enseguida nos viene a la cabeza los modelos de la nipona Casio, que vuelven a estar de moda. Sin embargo, las características que definen este sistema y que podrían resumirse en que son más pequeños y, sobre todo, baratos en su proceso de fabricación, han propiciado que este tipo de relojes o dispositivos estén presentes en la inmensa mayoría de aparatos que hay en un hogar.

De aquel primer sistema digital al actual, con el que nos levantamos y acostamos (despertadores), desayunamos (microondas) e, incluso, controlamos la temperatura, han pasado apenas cuarenta años... Lo vintage queda solo para los complementos.