El comportamiento que está teniendo Antonio Rouco Varela después de que el papa Francisco aceptara su renuncia por motivos de edad está dando mucho que hablar en España pero también más allá de nuestras fronteras. La Repubblica de Italia se hacía eco estos días de dos de las noticias que ha difundido ELPLURAL.COM, que el arzobispo emérito de Madrid ha 'okupado' dependencias del Palacio Arzobispal -su sustituto Osoro se ha ido de momento a vivir con unas monjas- y que ha pedido a los curas de su archidiócesis que hasta que se consume el relevo le sigan nombrando durante las misas ya que le ampara el derecho vaticano.

Condecorado por el máximo responsable de la Policía
La anómala situación sobrevuela hasta en actos con los que se pretende despedir por todo lo alto al cardenal, por ejemplo con el ministro del Interior entregándole este miércoles la medalla de oro al mérito social penitenciario. El ministro Jorge Fernández Díaz ha destacado a Rouco por "por toda una vida dedicada a los más desfavorecidos y, concretamente a las personas privadas de libertad". Las bromas eran inevitables.

El entorno de Rouco asegura que no hay voluntad de "atrincherarse"
Pero fue la trascendencia internacional que está teniendo la obcecación del cardenal la que llevó hace unos días al experto eclesial de Intereconomía, Francisco José Fernández de la Cigoña, que siempre ha defendido a capa y espada la labor de Rouco -incluso le pedía más mano dura frente a las voces progresistas en la archidiócesis- a dejar caer que estaría dispuesto a abandonar de forma voluntaria el Palacio Arzobispal. El texto estaba destinado a presentar a Rouco como una víctima de "memeces" e insinuaba irónicamente que ya puestos por qué no se le fusila en La Almudena, pero acaba reconociendo que es cierto lo que se está contando. Justifica a Rouco porque arregló un piso deshabitado sobre sus dependencias en el Palacio Arzobispal "y lo acondicionó para pasar a ocuparlo cuando entregara el suyo al nuevo arzobispo", lo que demostraría según él "su voluntad de no atrincherarse en su vivienda que parece que es lo que algunos nos quieren vender".

"Personalmente pienso que fue un error del cardenal, y no el único, pensar en vivir allí. Y estoy convencido de que, tras lo del okupa, se buscará otro sitio para vivir. Ya lo verán", apuntaba De la Cigoña como solución a tan rocambolesca situación. Sería desde luego todo un alivio para el piadoso Fernández Díaz, responsable último de la Policía y de que se cumpla la ley.