El pasado 31 de julio se cumplieron 20 años del último récord del mundo en pértiga logrado por Sergei Bubka. Fue durante la reunión atlética de  Sestriere en 1994. Saltó 6,14 metros. No se ha superado a fecha de hoy. En la rueda de prensa posterior a la competición, el ucraniano dijo, preguntado por hasta dónde esperaba poder subir el récord que, “mientras me puedan hacer una pértiga una palmo más alta, yo saltaré dos centímetros más”. El deporte esperaba a los avances técnicos para seguir tumbando marcas. Nunca más lo batió.

De los palos, a la fibra de carbono
El francés Fernand Gonder ostenta el primer récord del mundo de pértiga con un salto de 3,74 metros en 1905. Saltó con un palo, recto, pero palo. Paralelamente a la evolución de este récord, se producirá una mejora constante del material, la pesada pértiga (más de 10 Kg.) dotada de un clavo al final para anclarse al suelo al saltar, se aligera progresivamente. El bambú le sucede y se generaliza desde 1905. Era mucho más flexible. Luego aparece el cajetín de batida. En 1960 aparece la fibra de carbono con una flexibilidad jamás vista, en 1970 la fibra de vidrio que, a mediados de década, se utiliza ya sólo en parte de la pértiga para mayor flexibilidad, completando el resto con fibra de carbono. Después aparece el kevlar.

Medidas para ganar
Las pértigas tienen unos números que ayudan a entenderlas. Así, y en este orden, una pértiga de 4'30/180/20, sería una pértiga que mide 4,30 metros de largo, recomendada para un peso máximo de 180 libras (81,6 kg) y que al poner el peso estándar en carga, se flexiona 20 mm. La pértiga de Bubka en Sestriere era una 5'20/220/10. ¿Qué hubiera hecho con ella Fernand Gonder? Nunca lo sabremos.

De la caoba y el nogal, al grafito
En el tenis, la evolución de los materiales de las raquetas ha sido básica para la evolución del deporte. Se saca mucho más rápido, las bolas pasan la red con toques muy leves y se lifta con muchas más precisión y facilidad. Nuevos materiales como cerámicas, fibras de vidrio, boron, titanio y Kevlar, están siendo probadas constantemente, casi siempre mezclados con grafito. El peso de una raqueta en 1980 era de 12.5 onzas, 360 gr. Pasados veinte años el peso medio de las raquetas disminuyó hasta las 10.5 onzas, 300 gr., llegando algunas a las 7 onzas, 200 gr en la actualidad. La evolución de la bola ha sido tal, que nada tiene que ver la actual con la de hace 50 años.

De Santana a Nadal
Manolo Santana, campeón de Wimbledon 1966, Roland Garros 1961 y 1964 y US Open 1965, jugó muchos años con la raqueta Slazenger Challenge Nº1 de madera. Una raqueta de madera llega a propulsar la bola en el saque a una velocidad máxima de 170 km/h, y con una precisión del 41,6%. Soporta mucha menos tensión en el cordaje de los 30 kilos actuales de Rafa Nadal. Jimmy Connors jugó con una Wilson 2000 de metal que despedía la pelota en el saque a un máximo de 175 km/h y con una precisión del  50%. Rafa Nadal juega con una raqueta de  fibra plástica (grafito) que despide la pelota en el saque a 220 km/h, con una apabullante precisión del 82%.  ¿Qué pasaría si Manolo Santana jugara con la raqueta de Rafa Nadal?. Tampoco lo sabremos nunca.

De 17 kilos, a menos de 3
En  1903,Maurice Garin ganó el Tour con una bicicleta que pesaba 18 kilos, con plato y piñón fijos. En 1927 la bici con la que Nicolas Frantz ganó el tour había evolucionado considerablemente, solo pesaba 12 kilos, la rueda trasera llevaba dos coronas, una de ellas para la montaña, y habia que pararse a sacar la rueda y darle la vuelta para cambiar de desarrollo. La bici de Gino Bartali en 1938 tambien pesaba 12 kilos y medio, pero ya montaba un desviador trasero y el portabidón en el manillar. La de Fausto Coppi en 1952 tampoco había evolucionado en el peso, pero ya incorporaba las manetas de los cambios en el cuadro y la estética de la Bianchi muy parecida a la de las bicis de los setenta,ochenta. Tenía ocho marchas. Las actuales tienen 21.

Pedales automáticos y túnel de viento
En 1962 Jacques Anquetil  ganó el tour con una preciosidad de bicicleta con poco mas de 10 kilos de peso, el mítico cuadro Reynolds, cambios en el cuadro, doble plato, prácticamente igual a las que se utilizaron en las décadas de los setenta y principios de los ochenta. La bici de Merckx en 1972, bajaba de los diez  kilos, y tanto él como Ocaña utilizaron prototipos de titanio en algunas etapas del tour. En 1985 Bernard Hinault  también utilizo una bici de menos de 10 kilos, pero la novedad más importante fue la icorporación de los pedales automáticos. Hinault  también utilizó algún prototipo de carbono en el tour. La bicicleta de Lance Armstrong en el 2002 pesaba poco más de ocho kilos y con fibra de carbono hasta en los cables. Actualmente el peso mínimo en competición admitido por la UCI, y pesado cada mañana, es de 6,8 kilos. Muchos cicloturistas bajan de esa cifra con los actuales componentes.

La evolución que no para
Richard Byrne, presidente de Speedplay, un reconocido fabricante de pedales, presentó una bicicleta que sólo pesa 4.8 kilogramos. Como se puede leer en El Repecho, se propuso juntar los mejores componentes con tecnología punta sin mirar el precio. Y así lo hizo. Se gastó 15.000 dólares en su prototipo. Para ello introdujo una novedad. Su cuadro no sería de carbono. Lo realizaría en titanio, un material muy difícil de soldar y quebradizo. Para ello confió en Holland Cycles que utilizó un diámetro mayor al de muchos modelos para aumentar la rigidez. Antes de soldar los tubos, fueron sometidos a un baño de ácido para reducir todavía más el peso. En resultado, el marco que se usó en la bicicleta pesó tan sólo 854 gramos. ¿Qué pasaría si Maurice Garin y Lance Armstrong subieran el Mont Ventoux con la bicicleta de Richard Byrne? Tampoco lo sabremos nunca.