Se celebraba sesión en la Cámara de Diputados de Roma. Matteo Renzi informaba de su programa de gobierno. Y dejó la perla: "Me dan ganas de reír cuando escucho decir que nuestro modelo debe ser España".

El primer ministro italiano quiso de inmediato ser amable con Mariano Rajoy, "estimo al país y a su presidente" (aunque ya dijo que no quería parecerse a él), pero enseguida expuso su argumento incontestable para esa risa: "Cuando me dicen que nuestro modelo debe ser el de un país que tiene el doble del desempleo me preocupo".



Renzi, fue más lejos, y criticó veladamente el proceso económico del ejecutivo de Rajoy, la supuesta 'mejora' de la competitividad mediante la rebaja de sueldos y el empobrecimiento de las clases media y trabajadora: "Italia no puede imitar a otros países europeos -ha dicho Renzi- reduciendo el sueldo a los trabajadores". Y ha dado la clave, que el ejecutivo español ha ignorado: "Esta reducción implicaría una Italia que apunta a la producción de baja calidad y a la reducción del poder adquisitivo de la calse media".

De esta forma el jefe del Ejecutivo italiano contestaba, indirectamente, al Banco central Europeo, que le pide recortes. Presiones ante las que Renzi ya había respondido advirtiendo que en cualquier caso las reformas laborales que quería seguir Italia irían en el sentido del modelo alemán, y no en el del español.

La preocupación de Italia con su desempleo es creciente. Aunque su tasa se mueve en el 12.5%, la mitad que el español, Renzi ha advertido que no va a perder ni un segundo más en reforzar un programa que tiene en mente con "medidas de urgencia", entre las que se apunta que posiblemente se incluya la reducción de los impuestos sobre el trabajo.