El periodista y comunicador colombiano, Hollman Morris. A.M.



Colombia es país en el que durante casi 60 años un conflicto armado ha producido 50.000 desaparecidos y casi cinco millones de desplazados y que ahora parece ver la luz gracias a un complejo proceso de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En ese difícil escenario Hollman Morris, periodista, director de la emisora de televisión pública de Bogotá Canal Capital, mantiene un complejo pulso  en sus emisiones dedicadas a difundir los Derechos Humanos. Han sido doce años de amenazas de muerte que le obligaron a dos exilios. Su trayectoria ha llevado a una nutrida base social a proponer su nombre para las próximas elecciones municipales.

-¿Y usted que opina? 

-Me impresiona y no sé muy bien que pensar, yo soy periodista y estoy donde quiero estar informando sobre Derechos Humanos.

Apoyo social

En estas declaraciones a ELPLURAL.COM Hollman Morris se mostraba un tanto perplejo y a la vez emocionado. El aliento de intelectuales, artistas, de movimientos sociales y ciudadanos de toda condición a él y al modo de televisión que propugna le produce entusiasmo. En agosto, este apoyo se traducía en una carta que empezaba: “cuando aparece un ciudadano excepcional, puede identificársele por un signo: todos los necios se conjuran contra él”.

“Creador televisivo”

“A Hollman le pasa eso: aquellos que a diario, detrás de los micrófonos de las emisoras poderosas, derraman una locuacidad sesgada para volver gregarios a los oyentes, no soportan a un creador televisivo que hace sentir como Pedro por su casa, en las instalaciones de un canal público, a los afros, las víctimas, las mujeres, los indígenas, los LGBTI, los cineclubistas, los grafiteros, los artistas, los estudiantes contestones, los líderes inéditos de las causas más disímiles e ignoradas, en síntesis, la sociedad completa”, sintetizaba el escrito.

Doce años de amenaza

Hollman Morris lleva 20 años de profesión cubriendo para distintos medios el conflicto armado colombiano y cerca de doce recibiendo amenazas. De esta labor ha llevado entre otros reconocimientos internacionales, el premio Núremberg de Derechos Humanos. O el que concede International Rights.

La visión de las víctimas

El problema es el empeño de Morris en contar la historia desde la visión de las víctimas, no recurrir, como hace buena parte de los medios informativos de forma unilateral a la versión oficial  del Gobierno o del ejército  como únicas fuentes informativas, arruinando así la tarea esforzada de las fuerzas vivas para dar una imagen del país del tipo de “aquí no pasa nada”.

-Tuvo que exiliarse dos veces.

-La primera ocasión fue a España, donde nació mi hija. Tengo que dar las gracias, siempre a Amnistía Internacional España sin quienes mi vida hubiera sido otra. La segunda a Estados Unidos después de que mi familia sufriera un acoso psicológico terrible.

Una muñeca ensangrentada

En casa de Hollman las amenazas se recibían en forma de corona fúnebre, terror solo superado por  algo digno de la peor pesadilla, cuando su niña recibió a su nombre una muñeca ensangrentada.

Los ‛protectores’ espías

Sucedió también que el Gobierno  llegó a ponerle protección en el año 2000. En 2009, Hollman averiguó que los servicios de información tenían sus teléfonos pinchados. Los protectores le espiaban. A él y a una serie de personas a las que se había sometido a una persecución sistemática. En octubre de 2013, el proceso judicial abierto por esta causa fue declarado prescrito por la Corte Suprema de Colombia.

-Usted no ha olvidado y ha batallado ante los tribunales de su país por todo lo que han sufrido.

- Y voy a seguir peleando;  piense que estamos hablando de torturas sicológicas a todo un grupo familiar.

-¿Por qué volvió? Tenía su vida hecha en una prestigiosa Universidad estadounidense.

-Bueno, ocurre que el colombiano se diluye en el exilio pero yo me regresé y estoy ahí dirigiendo un Canal público de televisión.

-Que resume todo su trabajo desde que empezó en periodismo.

-Es la primera vez que en Colombia una televisión pública habla de Derechos humanos. Frente a las fuerzas dominantes que han sometido a los ciudadanos. Tengo el privilegio de servir a la cultura de paz desde un medio informativo.

“Narcoterrorista”, “proxeneta”…

Su tarea no ha sido –ni es-  tampoco fácil.  Lo cierto es que a Hollman le han llamado de todo. Primero fue la gravísima acusación del presidente Uribe que en una entrevista televisiva acusó al periodista de “vocero del narcoterrorismo”, porque entrevistó a un comandante guerrillero. Sus emisiones sobre el colectivo de gays y lesbianas ha llevado a algunos concejales a calificarle de “corrompido y proxeneta”.

Y la audiencia subiendo

La transmisión de un concierto de Paul McCartney le llevó a juicio de mano de la procuraduría por “despilfarrador”, aunque después fue absuelto. Sin embargo, la audiencia de Canal Capital ha ido subiendo a cotas inimaginables antes de que aceptara la gerencia del ente televisivo.

- ¿Cuánto durará Canal Capital en esta línea que usted ha iniciado?

- Durará tanto como los ciudadanos quieran defenderlo. Es una herramienta para la defensa de la sociedad. El que haya subido la audiencia es un signo del poder de los ciudadanos.

-¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir ese poder?

-Que Colombia un país complicado que busca la reconciliación.

- Usted asistió como periodista a las conversaciones de paz en La Habana. ¿Cuál es su impresión?

- Creo que Colombia se acerca rápidamente a firmar la paz y a partir de ese momento hay que hacer la paz.

-¿Y está preparado para la paz el país?

-Se necesita una gran campaña pedagógica para sacar adelante los acuerdos que se firmen. Si no hay un acompañamiento pedagógico, la desilusión puede ser mayor.

-¿Quienes se oponen?

-Los  sectores tradicionales del poder en Colombia que siempre han pensado solo en ellos y desean mantener a toda costa su poder local. El problema es la tenencia de tierras pero el Gobierno no ha dicho que haya que expropiar sino hacer un uso de las tierras baldías que se distribuirían. Lo que ocurre es que también se plantea una subida de impuestos a los terratenientes, que ahí se resisten.

-¿Y en cuanto a las FARC? ¿Qué perderían?

-También es complicado porque habrá penas de cárcel e incluso pueden pedir la extradición de algunos de ellos desde otros países.

-¿Qué necesita entonces  desde el punto de vista político Colombia para seguir adelante?

-Hay necesidad de nuevos liderazgos jóvenes en la política colombiana progresista, como está pasando aquí con el PSOE o con los nuevos movimientos sociales como Podemos que recogen las opiniones de la ciudadanía. En Colombia se plantea la necesidad de nuevos liderazgos.

-¿Qué hay de esa sugerencia de que usted sea uno de esos líderes?

-Mi trayectoria de vida, mi trayectoria profesional ha llevado a algunos a plantear que yo pueda asumir un nuevo liderazgo como alguien que desde lo social sabe gerenciar desde la cultura de paz. Esta idea surge de nuevas ciudadanías, de nuevos movimientos como por ejemplo los medio ambientales, o los sociales.

-¿Se presentaría usted?

-No estoy seguro de hacerlo.