Aceituneros altivos
Micaela Navarro nació en ese territorio donde las manchas de olivos se comen el paisaje, en la jienense Andújar. Como “los aceituneros altivos” de Miguel Hernández, Micaela, humilde, muy humilde en sus orígenes, fue altiva para no anclarse en el lugar que por nacimiento y recursos económicos muchos andaluces estaban fatídicamente predeterminados a quedarse en los años 60. Navarro, luchadora desde siempre, fue lo que todo su entorno era, jornalera del campo. Cogiendo aceitunas, trabajando duramente, sacó medios y fuerzas para estudiar por la noche y finalmente acabar puericultura. También entre tanto trasiego tuvo tiempo para tener y criar dos hijos.
Signo de integración
Políticamente y en clave interna Micaela Navarro aporta algo fundamental en este momento: la integración. Con su más que segura designación como presidenta federal, Pedro Sánchez y la propia Susana Díaz mandan un guiño a la organización demostrando un deseo de integración. Navarro estuvo casi en posiciones distinta a Griñán y luego apostó por Rubalcaba mientras su principal y determinante apoyo de ahora, Susana Díaz, lo hacían por Chacón.
Del ostracismo a la integración
Tas un tiempo de ostracismo, Díaz le abrió el camino para volver a la primera fila, como parlamentaria y presidenta del PSOE. Una jugada maestra porque recuperaba a un emblema del PSOE y de la Igualdad al mismo tiempo que unificaba como una piña al socialismo andaluz con la integración de la entonces agrupación crítica de Jaén. También atraía a sus lares a una persona que lo ha sido todo -y en tiempos muy difíciles- en el partido en Andalucía y que merece seguir siendo respetado: Gaspar Zarrías.
Feminista convencida y luchadora
Micaela Navarro durante los ocho años que formó parte del Gobierno andaluz siempre encabezó el ránking de los consejeros mejor valorados en las encuestas. Inició su actividad política en los ochenta en los movimientos vecinales y de mujeres de Andújar. Luego fue concejala de la Mujer y Asuntos Sociales en su localidad natal entre 1991 y 1995. Y de ahí el salto a Madrid y a Sevilla. Feminista convencida y luchadora, fue una de las grandes impulsoras y creadoras de la Ley de Violencia de Género.
