El presidente del Comité de Gobierno de UDC, Josep Antoni Duran i Lleida. EFE



El líder de UDC, Josep Antoni Duran i Lleida, presenta este lunes su dimisión como secretario general de CiU en la reunión de la comisión ejecutiva nacional de la federación nacionalista. De esta manera pone fin al proceso de reflexión abierto a primeros de junio sobre la conveniencia de abandonar su cargo como número dos de la federación nacionalista ante sus discrepancias con el líder de Convergència y presidente de la Generalitat, Artur Mas, sobre la consulta soberanista.

Su delfín le sustituirá
Se prevé que le releve en el cargo Ramón Espadaler, presidente del Consell Nacional de Unió y conseller de Interior del Govern, según fuentes de CiU consultadas por Efe. Espadaler es, además, presidente del Consell Nacional de Unió y, como hombre de confianza de Duran, siempre ha tenido la etiqueta de "delfín" dentro del partido.

Seguirá al frente de Unió y como portavoz en el Congreso
El planteamiento de Duran Lleida de abandonar la secretaría general no afecta a los cargos de portavoz de CiU en el Congreso ni al de presidente del comité de gobierno de Unió. En todo caso, no se plantea relevos al frente de Unió y continuará al frente de su partido. Tampoco se ha cuestionado abandonar su cargo de presidente del grupo parlamentario de CiU en el Congreso de los Diputados, aunque sí ha admitido que reflexiona abandonar la presidencia de la comisión de Exteriores de la Cámara Baja.

Un momento clave en el proceso soberanista
La dimisión de Duran como número dos de CiU se produce a las puertas de una reunión entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente catalán, Artur Mas, y a menos de cuatro meses del 9 de noviembre, fecha prevista para la eventual consulta soberanista, en la que CDC apuesta abiertamente por la independencia, mientras que Unió no ha concretado el sentido del voto, aunque Duran ha reiterado que no es independentista.

Incomodidad manifiesta
En todo caso, Duran también se ha mostrado contrariado en los últimos tiempos por lo que entiende que es el "inmovilismo" del Gobierno del PP hacia las demandas catalanas, una posición que entiende que abona el sentimiento independentista en Cataluña, han recordado las fuentes consultadas. También, sin embargo, ha expresado en diversas ocasiones su incomodidad con la manera en que Mas llevaba el proceso. El pasado viernes envió una carta a la militancia en la que, ante la inminente reunión entre Mas y Rajoy, advertía de que había mucha gente que no quería el acuerdo y veía que el problema, cada día, estaba más enquistado.

"Todos tenemos un problema y cada día que pasa se enquista más. No sé qué saldrá de esta reunión pero mucho me temo que no gran cosa. Y a unos cuantos de allí -el Estado- y de aquí -Cataluña- ya les iría bien. Mucha gente no quiere el acuerdo. No es mi caso, yo sí que lo deseo", señaló en su carta semanal en la que añadió que ve "muy difícil salir de este callejón sin salida sin una solución acordada".