web de la startup de literatura infantil y juvenil Boolino



De casta le viene al galgo, reza el refrán, y quizás en el caso de Boolino se cumple a pies juntillas. Esta startup española nació hace tres años como una idea romántica y empresarial a la vez. Sus dos fundadores proceden del mundo editorial, de la multinacional alemana Bertelsmann, y su experiencia la trasladan ahora a un proyecto que, además de negocio, persigue fomentar la lectura como una necesidad social.

Dispone de un catálogo de 70.000 títulos de libros de literatura infantil y juvenil y uno de sus grandes atractivos es que ese inmensa ‘librería’ está a disposición de los padres para que ‘aprendan a leer’ con sus hijos. Además, es una herramienta muy atractiva como escaparate para las editoriales. El proyecto, inmerso en pleno proceso de consolidación y expansión, ha sido seleccionado por la aceleradora Wayra, lo que puede suponer un impulso a sus planes a corto y medio plazo. Sven Huber es CEO y socio fundador de Boolino.

Fomento de la lectura, web de libros infantiles, recomendador de títulos para esas edades… Todo esto aparece en la página pero ¿Qué es Boolino?
Básicamente son dos cosas. Por una parte, para los padres, que es nuestro público objetivo, Boolino es un recomendador y buscador de libros infantiles y juveniles. Queremos establecer herramientas para que puedan encontrar los mejores libros para sus hijos. Nuestro buscador establece una serie de filtros en los que es posible fijar muy claramente cuáles son los más adecuados para sus hijos. Imagínate un librero, desde un punto de vista tradicional, al que acudes y le pides esto. Surge con esa idea, debido a que esos profesionales por la crisis y la situación del sector están desapareciendo y a que los progenitores no hallan en internet un sitio fiable y referente para la elección de ese tipo de literatura. Por eso queremos creamos una web de referencia para ellos. Tenemos otras muchas cosas, en especial centradas en el fomento de la lectura, y ahí es donde estamos desarrollando otras soluciones con ese objetivo.

¿Y se puede hablar de ellas?
Sí porque ya hemos lanzado, por ejemplo, una de ellas con la que perseguimos la interrelación de los padres con los hijos a la hora de leer. Se llama My  little book box que es un modelo de suscripción dirigido a niños de hasta ocho años, es decir, el momento en que los pequeños empiezan a soltarse solos en la lectura. Si te suscribes, cada mes nuestro equipo de expertos recomienda un libro en concreto y a partir de esa recomendación proponemos manualidades, juegos para pintar, para crear, construir, que tienen que ver con el libro, con el personaje. A continuación, tras esas actividades, generamos para los padres una caja (box) con una guía de lectura a través de la cual le explicamos qué valores educativos se pueden transmitir con ese libro. En definitiva, es una herramienta fantástica para leer en familia, para realizar actividades en familia en torno a la lectura, para que esta no se quede solo en la práctica de leer.

Decías antes que hay dos partes, una para los padres ¿a quién va dirigida la otra?
En efecto, la otra pata de Boolino está destinada al sector editorial. Sin duda la plataforma para los padres es, a la vez, una solución de marketing y comunicación para este sector. Precisamente, hace un mes lanzamos una serie de nuevos servicios las editoriales para ayudarles a contactar de forma segmentada con sus clientes, en este caso los padres. A través de nuestra plataforma pueden tener sus propios espacios de marca, de sus sellos editoriales, es decir, toda la información que pueda interesar a sus clientes. Lo que nosotros buscamos es ofrecer a nuestros usuarios mayores posibilidades porque, por ejemplo, podrán conocer los nuevos títulos, autores, materias, etc. Y estamos muy sorprendidos por los resultados de esta segunda faceta de nuestra solución.

Toni Montserrat y Sven Huber (sentado), fundadores de Boolino



Cuál es el germen para que vuestra startup se ponga en funcionamiento
El proyecto surge a finales de 2011. Somos dos fundadores (yo mismo y Toni Montserrat) que venimos del grupo Bertelsmann. Empezamos como un blog hablando de lectura y libros infantiles. Hace 3 años creamos la primera página web y en enero de este año lanzamos la que ahora mismo tenemos operativa. En mi caso particular, tras 10 años en dicha empresa, salí con la idea de hacer algo propio. Conocía el sector, tenía muchos contactos, y quería realizar algo con impacto social, que me gustase y con posibilidades de negocio. Sabíamos que nos dirigiríamos al sector editorial porque lo conocíamos. A partir de ahí influye mucho el asunto de la pasión por la lectura, en este caso propia.

De ahí vuestra insistencia en lo de ‘fomentar la lectura’
Si uno echa un vistazo a estudios internacionales tipo Pisa es muy obvia la correlación directa entre el hábito y el conocimiento lector y los resultados escolares. Si se observan los datos de un país, es brutal la diferencia en ese aspecto entre los niños que leen por placer, más allá de lo que les mandan en el colegio, y los que no lo hacen. Por lo tanto, hay una necesidad social de educación de los padres y la sociedad que debemos tomarnos muy en serio. No es cuestión de hablar de los políticos, pero todas esas campañas de fomento de la lectura que se llevan a cabo no se basan en datos. Por eso, insistimos en la idea de ‘educar’ a los padres en esta materia.

¿Ofrece Boolino también servicios de editorial con esos autores menos conocidos para el público en general?
No, en realidad, nosotros no somos una editorial, sino que queremos ser el escaparate de las editoriales, pero no buscamos convertirnos en su competencia. Cada año se editan más de 15.000 libros infantiles y juveniles, es decir, que no es cuestión de necesitar más sino de que exista una especie de catalogación adecuada. Si uno acude a una gran superficie se encuentra con dificultades para hallar un libro con el asesoramiento adecuado… y nosotros a través de todo lo que hacemos, queremos ayudar a los padres, pero también a las editoriales. Aspiramos a algo así como a ser los mediadores entre los que hacen los libros y quienes los compran.

En qué situación se encuentra ahora Boolino, es decir, cómo va la cosa.
Estamos en una fase de consolidación de nuestra herramienta, de impulsar el tráfico en América Latina, que nos ha sorprendido como, sin hacer nada, arroja datos más que interesantes. Allí hemos detectado que los padres son mucho más activos a la hora de buscar libros, lecturas, etc, para sus hijos. En los próximos meses, por lo tanto, la tarea será consolidar todo lo que tenemos en España y, en paralelo, empezamos a mirar hacia fuera. Esto quiere decir que vamos a extender todo lo que es Boolino al inglés y al alemán de aquí a final de año.

Pero claro, al margen de la experiencia en el sector, los contactos y la pasión por la lectura, supongo que ha habido dificultades iniciales ¿Financiación, por ejemplo?
Podríamos decir que hasta el momento el proyecto se ha autofinanciado. Al ser este, el editorial, un sector muy tradicional, es más difícil la búsqueda de financiación porque tampoco hay muchas herramientas que se centren en los libros desde el punto de vista que nosotros ponemos sobre la mesa. Sin duda, esa ha sido la más grande de las dificultades. Pero también ha sido importante la selección del equipo. Hemos elegido, nos hemos equivocado y ahora estamos contentos con el grupo de personas con el que trabajamos. Al final está todo unido porque los problemas de financiación también te atan a la hora de contratar… Ahora mismo, sin embargo, estamos satisfechos.

Cómo ves el mundo startup en España ¿Es la gran esperanza para la recuperación?
Yo, con muchos años ya en España, no sé si es justo o no que echen sobre las espaldas de las startups la salida de la crisis, pero sí tengo claro que las startups deben ser el motor de la recuperación de este país. Lo que se echa en falta son más medidas que ayuden a los emprendedores, desde un punto de vista fiscal, por ejemplo. Con una startup se asumen muchos riesgos y si uno está dispuesto a asumirlo, es una experiencia fabulosa.