El viernes, aparentemente sin gran alharaca, el Consejo de Ministros anunciaba el nombramiento de Antonio Narváez como nuevo miembro del Tribunal Constitucional. Había que sustituir a Enrique López, el juez que dimitió después de ser pillado conduciendo una moto ebrio y sin casco por las calles del centro de Madrid.

Antonio Narváez, un elegido de la vicepresidenta para el Constitucional. Foto EFE



Un teniente fiscal sometido a un discutible 'ascenso'
El elegido ocupa hasta ahora el cargo de teniente fiscal del Supremo. Que a pesar del nombre del cargo, viene a ser como 'el rey' de los fiscales de carrera. O puesto de otra forma, Narváez había llegado al máximo que permite el escalafón en su carrera, porque el nombramiento de Fiscal General del Estado no se alcanza por méritos profesionales, sino por decisión política.

La primera reacción fue de sorpresa entre los expertos del mundo jurídico, porque para Narváez el cambio no deja de significar 'un paso atrás': 'rey' de los fiscales sólo hay uno; jueces del Constitucional, 12. Pero según se han ido conociendo las circunstancias que han rodeado a su nombramiento, la sorpresa ha ido en aumento. En realidad, muy especialmente por las circunstancias en las que se le comunicó el nombramiento.

Ni el fiscal general...
Primero porque, según le explican en fuentes jurídicas a ELPLURAL.COM, el propio Narváez supo que había sido elegido apenas una hora antes de su nombramiento y gracias a una llamada directa de Rajoy que vino a presentárselo como una decisión ya tomada. Claro, que ese 'secretismo' no se mantuvo sólo con él.

Y esto porque la decisión se había tomado en Moncloa... a espaldas del Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, teórico jefe orgánico de Narváez. Del nombramiento, nos aseguran, supo sólo cuando lo hizo público el Consejo de Ministros. Como se dice habitualmente, "se enteró por la prensa".

... ni el ministro de Justicia sabían
Pero la comidilla no ha dejado de crecer en el mundo de la justicia cuando se supo que tampoco el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón había sido informado y se enteró literalmente del nombramiento cuando se comunicó durante la sesión del Consejo de Ministros. Todo, nos dicen, había sido 'cocinado' entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. Un 'dedazo' al que dio su visto bueno final Mariano Rajoy.

Este hecho da idea del poder enorme del que goza la vicepresidenta del Gobierno, que, según aseguran a este periódico, está 'colocando' gente en todos los niveles y capas de la Administración, de forma que como una febril y laboriosa araña está creando en su alrededor una densa red de poderes.

Un fiscal en la corte de la FAES
En cuanto al elegido, el hasta ahora teniente fiscal del Supremo, las fuentes con las que hemos consultado coinciden unánimemente en dos puntos: por un lado en su gran preparación y capacidad como fiscal; por otro, en su total identificación con el PP. De él se recuerda, sobre todo, la defensa que hizo, como fiscal jefe de lo Contencioso-Administrativo sobre la ilegalización de Sortu, y también de otras organizaciones abertzales. También su intervención, hace justo un año, 'bloqueando' con opinión en contra el caso de las dietas de Caja Navarra, por el que la jueza de Pamplona María Paz Benito había encontrado delitos de cohecho impropio que implicaban a la presidenta de la Comunidad, Yolanda Barcina y otros imputados.

Pero lo que ratificaría su 'identidad pro-PP', por otra parte muy conocida en la carrera profesional, es su presencia en los cursos de FAES, la Fundación que preside José María Aznar y que, cada vez más, se demuestra la gran fábrica de ideas y perfiles del Partido Popular.