El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, comparece durante una rueda de prensa ofrecida en Fráncfort (Alemania) hoy. EFE



Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a disparar el súper cañón, y es la segunda vez. La primera fue en el verano de 2012, cuando la prima de riesgo española (por errores varios de Rajoy como dejar los Presupuestos para después de las elecciones andaluzas) llegó a los 700 puntos básicos, nivel de 'default' o quiebra. España es un país grande dentro de la Unión Europea y del euro y si caía España el euro podía irse al garete. Entonces anunció que el BCE compraría toda la deuda pública de países en apuros que fuera necesario y pronunció la famosa frase de "haré  todo lo que sea necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente". Draghi salvó a España de la bancarrota y salvó al euro. A cambio se impuso el austericidio, la condición alemana para prestar dinero al sur de Europa. Ahora Merkel y Draghi se han dado cuenta de que si siguen los recortes asfixian a Europa, y que lo que se puede romper ahora no es el euro, sino la misma UE a tenor de los resultados de las últimas elecciones.

Crédito para las empresas y no para los bancos
Recapitulemos, el estallido de la burbuja inmobiliaria puso al descubierto que la mayor parte de los bancos europeos -no solo españoles- estaban en bancarrota porque había prestado dinero que no tenían. Como el sistema capitalista que rige el mundo -incluida la comunista China- necesita a los bancos para funcionar, había que salvar los bancos. Por poner un ejemplo, si gobiernos y BCE no hubieran rescatado a los bancos la gente que tuviera dinero depositados en ellos lo hubiera perdido todo. Y eso no le hubiera gustado a nadie, sea de la ideología que sea. Para salvar los bancos, algo que no estaba en el mandato del BCE, y para salvar a los países a los que ya nadie prestaba dinero como Grecia, Portugal, España, Italia e Irlanda, Alemania puso como condición durísimos planes de ajuste que en España han provocado más paro, menos sanidad y  educación públicas, menos pensiones, pérdida de derechos y menos salario por más trabajo. Alemania era la  gran prestadora e impuso sus normas Como consecuencia de ello el consumo se hundió, las empresas de bienes y servicios cerraban, el paro aumentaba y todo Europa, pero espacialmente España, entró en riesgo de deflación.

Ahora el BCE, preocupado por el riesgo real de deflación y porque la economía europea (española incluida) presenta unos datos píricos de crecimiento, tan pobres que casi no se puede hablar de crecimiento, ha decidido que pondrá en circulación 400.000 millones de euros, pero no se podrán destinar a conceder hipotecas ni a financiar la construcción de obra pública. Lo primero podría volver a alimentar otra burbuja inmobiliaria, porque como por tener dinero en el banco prácticamente no pagan intereses la gente buscaría invertirlo de nuevo en ladrillo. Lo segundo porque ni el BCE ni Alemania quieren que los países, especialmente del Sur, se pongan a realizar obra pública como locos a costa de dispara el déficit

Tipos de interés al mínimo histórico
El BCE ha bajado el tipo de interés del 0,25% al 0,15%, el nivel más bajo desde que existe el Banco Central. Con esta medida se pretende también que circule el dinero, se impulse el consumo, y con ello se aleje el fantasma de la deflación (una caída generalizada y sostenida de precios que acaba provocando más cierre de empresas, más paro y el colapso de la economía). El Índice de Precios al Consumo de la zona euro se situó en mayo en el 0,5%, muy lejos del objetivo del BCE de que esté por debajo pero muy cerca del 2%. Ya en mayo Draghi reconoció que le preocupaba una inflación tan baja y en ese mismo mes el Fondo Monetario Internacional le urgió a tomar medidas ante el riesgo evidente de deflación, especialmente en España.

Otra de las consecuencias inmediatas es la bajada del Euribor, índice de referencia para las hipotecas, pero solo se beneficiarán de la rebaja las hipotecas ya firmadas, las nuevas dependerán de cada banco.

Los bancos que no muevan el dinero, a pagar
Y por si faltaba algo el BCE ha adoptado otra medida histórica, poner un tipo de interés negativo del -0,10% a los bancos que tengan depositado su dinero y no lo muevan. Hasta ahora los bancos que tenían dinero depositado en el BCE cobraban un interés, de la misma manera que lo cobra un particular que tenga un depósito, sin embargo a partir de ahora tendrán que pagarle al Banco central. El objetivo es que los bancos cumplan con su función: prestar y mover el dinero para que las empresas y particulares puedan mantenerse, crecer y consumir más. Actualmente se calcula que los bancos tiene depositados en el BCE 30.000 millones de euros.

Y baja el euro frente al dólar
Con todas estas medidas se consigue otro objetivo, que el euro se deprecie frente al dólar para favorecer las exportaciones y no arruinar todo el sacrificio realizado con la deflación interna en países como Grecia, España y Portugal. Por mucho que aquí bajaran salarios y precios si el euro estaba fuerte esa bajada desaparecía. En mayo, cuando el BCE no adoptó medida alguna el euro llegó a rozar los 1,40 dólares mientras que con estas medidas se espera que no suba del 1,35. Malas noticias para quienes vayan a ir de vacaciones a Estados Unidos.

Ahora sí es un auténtico Banco Central
A base de convulsiones gravísimas que han estado a punto de cargarse el euro y la Unión Europea, el Banco Central Europeo se ha convertido en un verdadero banco central  homologable a la Reserva Federal norteamericana o al Banco de Inglaterra. Han hecho falta cinco larguísimos años de crisis y muchísimo sufrimientos de millones de ciudadanos. Ha sido necesario que Europa y los europeos llegáramos al borde del abismo, pero desde hoy se puede decir que el Banco Central Europeo hace honor a su nombre. Se creó exclusivamente para controlar la inflación, obsesión de Alemania donde están convencidos que la hiperinflación de los años 30 provocó la crisis económica que se desembocó con Hitler en el poder y la Segunda Guerra Mundial. Primero el BCE pudo comprar deuda soberana de países, luego inyectó miles de millones de euros al sistema financiero (bancos) europeos y ahora, por fin, se ocupa de la economía real. Menos para financiar  hipotecas y obra pública. Ni más burbujas inmobiliarias ni déficits desbocados. Por cierto, cuando España estaba en pleno boom inmobiliario tenía superávit. Por primera vez en la historia, y con gobierno de Zapatero, por si alguien no quiere recordarlo.