Montaje de 'El Jueves' visto en Twitter



Los internautas han catalogado ya la operación del titular del Interior, Jorge Fernández Díaz, para seguir el rastro de comentarios ofensivos en las redes sociales como una “caza de brujas” en toda regla, y en realidad lo es, se trata de una segunda parte de lo que ya se conoció como la "ley mordaza", en referencia a la ley de seguridad ciudadana que pretendía restricciones a la libertad de manifestación inconcebibles para un país democrático. Lo que ha sorprendido más de la nueva maniobra del ultracatólico ministro es que ahora intente poner límites a insultos y amenazas en las redes, cuando éstos llevan ya mucho tiempo manifestándose, eso sí, generalmente contra personas progresistas con las que el PP, curiosamente, tampoco se ha llevado demasiado bien.

Los insultos que no importaron
Fernández Díaz ha hecho pública su intención de poner la lupa policial sobre las redes tras el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Incluso, varios jóvenes fueron detenidos por mensajes en Twitter que aplaudían el crimen de la dirigente conservadora o pedían la muerte de otros políticos. Son comentarios miserables y reprobables, sin ningún tipo de dudas, pero del mismo estilo de los que se han dedicado a Pilar Manjón, la periodista Ana Pastor  o la familia Bardem, por poner sólo algunos ejemplos.

 

Críticas y burlas en Twitter
En Twitter, donde no escasea precisamente el humor, los internautas acompañan sus duras críticas al ministro del Interior con montajes que llegan a provocar la carcajada.

 

 

 

 

 

 
Los obispos calientan la polémica
Y como si la cosa ya no estuviera suficientemente caliente, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, ha cargado contra los comentarios antisemitas en las redes con motivo de la final de la Copa de Europa de Baloncesto en la que el Real Madrid perdió ante el Maccabi de Tel Aviv.

¿Libertad de expresión o aberración?
El representante de los obispos ha sido preguntado en Toledo por el asunto y no ha dudado en considerar que Internet no se puede ser "un puerto franco liberado de toda consideración ética y moral", y donde no impere la ley, porque le parece "una aberración y, al mismo tiempo, una cobardía".

"Eso no es libertad de expresión", ha sentenciado el portavoz de la Conferencia Episcopal, quien ha apostillado: "la libertad de expresión está supeditada al respeto al derecho a la dignidad de las personas y también a la dignidad de los pueblos".