¿Te pasas el día con un smartphone encima? ¿Eres incapaz de estar más de cinco minutos sin comprobar si tienes un mensaje? ¿Tus amigos te dicen que cuando quedas con ellos sólo haces caso a la pantalla del teléfono? Lo más probable es que seas adicto al móvil. Pero no te preocupes, aquí estamos nosotros para ayudarte a superarlo.

Yo he sido adicto al móvil. Lo reconozco. Hay mucha gente que podrá certificarlo. Hace unos años, mis compañeros de trabajo me obligaban a entregárselo cuando estábamos de afterwork y sólo me lo devolvían al marcharme a casa. Dormía con la blackberry en el bolsillo del pijama. Y, si sonaba un correo electrónico a las dos de la mañana, lo leía. Así que, sé de lo que hablo.

Ahora lo tengo [casi] superado. ¿Cómo lo he conseguido? Pues aquí tienes algunos de los trucos que he utilizado. Espero que te sean útiles. No están por ningún orden concreto, sólo como me han venido a la cabeza. Pero todos son igual de importantes.

1.- MODO AVIÓN: OBLIGATORIO
Mientras duermes, siempre. Y, durante el día, por lo menos cuatro horas [no hace falta que sean seguidas, pueden ser de treinta en treinta minutos]. Yo no sabía ni que existía [no me había planteado que se pudiese concebir algo así]. Pero es muy útil, una vez que superas el pánico inicial.

2.- BUSCA UN SITIO PARA DEJARLO
No lleves el móvil encima en todo momento. Ni en casa, ni en el trabajo. ¿Recuerdas el bolsillo de mi pijama? Busca un lugar en la oficina y en tu hogar en el que dejarlo, que quede fuera de tu campo de visión y de tu campo de tacto. Así no notarás a cada momento la vibración de los avisos varios. Porque esa es la siguiente…

3.- EN SILENCIO, SIEMPRE
El móvil tiene que estar siempre en silencio. A ser posible, sin vibración siquiera, salvo para las llamadas. Si tienes un iPhone –como yo-, puedes ponerlo en modo nocturno [seguro que los demás tienen algo parecido]. De esa forma, sólo te avisará cuando tengas una llamada de tus favoritos [en los míos sólo hay un número, por cierto, el de la persona que me descubrió el modo nocturno. Nunca podré darle las gracias lo suficiente].

4.- USA OTROS DISPOSITIVOS
Yo siempre escucho música en el móvil. Reconozco que eso no lo he cambiado. Pero te recomiendo que lleves otro dispositivo, si eres melómano, como yo [mi sobrina Sofía se compró el otro día un mp3 por tres euros]. Si lo que te gusta es leer, lleva un libro electrónico [¡¡o en papel!!]. No uses el móvil para todo y así tendrás excusa para dejarlo de lado.

5.- SINCRONIZACIÓN MANUAL DEL EMAIL
La mayoría de los smartphones tienen opciones de configuración de la sincronización del correo electrónico. Te recomiendo que utilices la manual o cada treinta minutos. Eso te dará minutos alejado de la pantalla [y hará que dure más la batería]. Créeme, ningún mail es tan urgente como tú te crees.

6.- BORRA LAS APPS ESTÚPIDAS
Las tienes y lo sabes. Repásalas. La mayoría no te hacen ninguna falta. Quédate sólo con las que realmente te aportan algo.

7.- DESACTIVA LAS NOTIFICACIONES DE LAS REDES SOCIALES
Las redes sociales están activas de forma permanente. Pero eso no significa que tú también tengas que estarlo. Puedes revisarlas de vez en cuando, un par de veces o tres al día. No hace falta que estés constantemente enganchado a Twitter [eso va por alguna lectora que yo me sé].

8.- SILENCIA LOS GRUPOS DE WHATSAPP
Una máxima de la vida moderna es que siempre hay un amigo aburrido. En todo momento. Y se dedica a mandar fotos o a comentar cosas en el grupo de whatsapp. En serio, silencia los grupos. Luego, en un momento de aburrimiento [tú también los tienes], los revisas con tranquilidad y contestas si merece la pena.

9.- PROCURA LLAMAR EN LUGAR DE ENVIAR MENSAJES
Una conversación teléfonica normal [salvo que seas un quinceañero enamorado] no suele irse más allá de los diez minutos. Sin embargo, con los mensajes te puedes tirar horas sin decir realmente nada en absoluto. Llama. Es más agradable, más humano. Y, siempre que puedas, ve a hablar cara a cara con la persona.

10.- DEJA TU MÓVIL EN MANOS DE OTROS
Como me hacían a mí mis compañeros de trabajo. Si tú no eres capaz de hacer un uso razonable de él, deja que otros te marquen las pautas. Le puedes dar el móvil a tu pareja, a tu madre, a un amigo… a quien quieras. Te será más fácil encontrar la medida justa de uso si son otros quienes te hacen ver los límites.

Una vez más: yo lo he vivido. No es fácil, en serio. Pero tu vida será mucho más interesante en cuanto aprendas a apreciar lo que sucede a tu alrededor, en lugar de lo que se ocurre dentro de tu smartphone. ¡Suerte!