El exjuez español Baltasar Garzón. EFE



Cinco años después del estallido del caso Gürtel sólo hay una persona condenada por el mismo y, paradójicamente, es el juez que se atrevió a dar luz verde a esta importante investigación judicial que ha abierto en canal al actual partido del Gobierno. La confesión del extesorero del PP Luis Bárcenas apunta a una red perfectamente organizada desde Génova de financiación ilegal, extendida a todas las comunidades. Casi nada.

Una confesión que llega tarde, pero de impacto
Para el juez Baltasar Garzón, condenado a  11 años de inhabilitación por ordenar las escuchas de la Gürtel, su resolución de marzo de 2009 ya apuntaba lo que hoy se está comprobando, que el dinero iba a fluir. En su opinión, a Bárcenas ya se le había pasado el tiempo para confesar pero añade que, a pesar de todo, tiene una importancia tremenda. “Es la primera vez en democracia que un tesorero está reconociendo un sistema de financiación ilegal, con carácter permanente de un partido”, asegura en un encuentro con periodistas de ELPLURAL.COM.

Ya lo apuntó hace cinco años
En marzo de 2009, Garzón ya puso negro sobre blanco ordenando todos los indicios sobre esta organización criminal destinada a financiar al PP y, de paso, llenar los bolsillos de algunos. Desde ese momento el PP jugó al descrédito y pese a todos los intentos, incluido el de denigrar al primer instructor de la causa que ahora puede comprobar cómo sus sospechas no iban mal encaminadas.

Un mismo sistema corrupto
En su opinión, es fundamental que el caso de los papeles Bárcenas y la Gürtel vayan unidos ya que ambos forman parte del mismo sistema corrupto: “Bárcenas hizo lo que hizo, Correa también, siempre presuntamente, pero es todo un entramado. Estaban desarrollando estructuras de crimen organizado sin cabezas visibles. Algunos personajes eran más mediáticos por su extravagancia y otros estaban entre bambalinas”.

El ensañamiento del Supremo
A Garzón sólo le queda ahora para hacer justicia que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo después de la cacería que se montó contra él en España. El Tribunal Supremo no sólo le condenó en lo que muchos denuncian como una campaña perfectamente orquestada, sino que se ha llegado a incluso en contra de su indulto porque no se había arrepentido.

“Lo del arrepentimiento es una memez que al señor fiscal se le ha ocurrido. Bastante arrepentimiento llevo con 11 años de inhabilitación. ¿Qué quieren que me arrastre por los suelos?”, comenta visiblemente enfadado. Añade que él no está a favor del indulto –ni el suyo ni el de nadie- porque considera una ley anacrónica. Si autorizó que se tramitara el suyo, aclara, fue porque no quiso oponerse a la iniciativa de la asociación de Magistrados Europeos para la Democracia y las Libertades (Medel) en representación de unos 15.000 jueces y fiscales de 11 países de la Unión Europea.

Recurre a Estrasburgo
Tras el rechazo rotundo del Constitucional –un tribunal tomado por la derecha con un presidente que fue militante del PP-, ahora confía en que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo le dé la razón ya que se han vulnerado “gravísimamente”  varios derechos fundamentales y, además, compromete la “independencia judicial”.

Un delito inexistente
“Se me condena por un delito que no existe previamente. Con ello, el principio de legalidad queda bastante capitidisminuido”, asegura, al tiempo que se queja de que no tuviera en cuenta el precedente del caso de Marta del Castillo o que tanto la como su sustituto, el juez Antonio Pedreira, las hubieran ratificado.

Un tribunal contaminado
Se trata, añade, de un tribunal “absolutamente contaminado”. En este sentido subraya que uno de los jueces que le condena era el instructor de la causa de la memoria histórica que, cuando intenta recusarlo, según testigos presenciales se pronunció a gritos diciendo “voy a por Garzón, me lo voy a cargar”. Pero no es el único, ya que también formó parte del tribunal el juez de la causa por los cursos del Santander que dictó un auto transformando el procedimiento a juicio oral y después tiene que archivarlo porque la causa estaba prescrita desde el principio.

En su reclamación ante Estrasburgo expone también que no le han permitido aportar pruebas y que no ha tenido tampoco derecho a la doble instancia.

Respeto internacional
Pese a todo, asegura, ha conseguido superar el mal trago. “Cuando sabes desde el principio por dónde va la jugada, aprendes a encajarlo”, comenta. A diferencia de lo que le ha ocurrido en España, sí ha sentido el respeto de la comunidad internacional, especialmente en países como Colombia, donde está colaborando en el proceso de paz, Brasil o Argentina.