Entre 2004 y 2006, según se acercaba el 25 aniversario del 23F, dediqué buena parte de mi tiempo a entrevistar a los personajes que se vieron involucrados en la intentona golpista. Tuve ocasión de hablar con absolutamente todos los personajes relevantes en aquellas fechas, con la excepción de Juan Carlos Borbón, por razones evidentes, y Antonio Tejero, que se negó repetidamente a verme, como ha hecho siempre con los periodistas e historiadores que se le han acercado. Pero sí mantuve repetidas conversaciones con los protagonistas tanto militares (desde el propio Armada o el general Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey, a los involucrados en la intentona encabezada por Milans del Bosch, como el coronel San Martín o el comandante Pardo Zancada y otros de la Guardia Civil) como de la mal llamada trama civil..., fundamental en lo sucedido. El resultado de todas estas horas de entrevistas lo volqué en un libro titulado "23F, la verdad".

'La operación Armada' y 'el tejerazo' no son lo mismo
No he tenido ocasión de leer aún el libro de Pilar Urbano, por lo tanto no sé si en él novela conversaciones y fabula situaciones, pero sí he visto la información que ha salido en prensa, y su tesis en la entrevista en el diario El Mundo: el rey está tras la caída de Suárez. Igualmente he leído alguna de las 'defensas' encendidas que se están haciendo del monarca diciendo que no sólo no estaba en favor del golpe, sino que lo paró. Lo cierto es que, voluntaria o involuntariamente, quienes dicen esto están tendiendo una cortina de humo.., porque las dos cosas son verdad: Las tesis de Urbano y las de quienes dicen que el Rey no conocía 'el tejerazo'. Y es que se trata de dos cosas diferentes. Urbano habla de 'la operación Armada'. Los otros del 23F. Dos operaciones distintas..., con algunos protagonistas, en concreto dos, comunes. Nada más.

Fotografía hecha por Adolfo Suárez Illana de su padre con el Rey cuando éste le entregó el Toisón de Oro... Los hombres que fueron grandes amigos, después se habían disanciado, pero esta es la prueba de la reconciliación. La imagen, la última del expresidente que se ha hecho pública, recibió el premio Ortega y Gasset de periodismo en el año 2008



La tesis de Urbano, que el rey conocía y favorecía la llamada 'operación Armada', no es nada novedosa en realidad. Está en mi libro y en el de otros que se han publicado después. Si se ha montado tanto escándalo ahora ha sido quizás por la coincidencia con la muerte de Suárez y las imágenes posteriores, en las que se muestra la reconciliación que el tiempo trajo entre dos hombres que entonces, 1980-1981, se habían alejado mucho: el entonces presidente del Gobierno y el rey. Y ahora la tesis de Urbano se interpretan como un ataque a una institución, la monarquía, que está muy lejos de mostrarse fuerte.

Suárez y Armada nunca se cayeron bien
Un resumen muy sucinto, y por tanto muy esquemático, de los hechos de aquella época, y que acabaron en el 23 F, podría ser este.

Entre Adolfo Suárez y el general Alfonso Armada, que había sido tutor y ayudante del rey desde la adolescencia, nunca hubo simpatía. Una distancia que llegó en un momento a ser insostenible, y provocó que Juan Carlos, estimulado por el Presidente, prescindiera de Armada. Algo que éste nunca le perdonó al político y de la que 'se aprovechó' cuando la estrella de Suárez comenzó a declinar.

En 1980, la situación política y económica se podía definir como muy mala, y en algún sentido incluso caótica. UCD, el partido que sostenía a Suárez, era una suma de familias mal avenidas cuyos barones, sin excepción, se consideraban con más derecho que el propio Suárez a 'vivir' en Moncloa. En Alianza Popular veían al Presidente como el rival a batir por el voto de la derecha, y Fraga despreciaba personalmente a Suárez. El PSOE olía el poder. El PCE, recién legalizado, era un partido fuerte con gran poder de agitación en la calle... La economía estaba destrozada, con una inflación en dos dígitos, altas cifras de paro, aún fuera de la Comunidad Europea... Y ETA mataba tanto, que aquellos se conocen como 'los años del plomo'. Para rematarlo todo, los mandos militares, aún profundamente franquistas, contemplaban todo esto con enorme disgusto y la idea de un golpe rondaba algunas de las cabezas cubiertas con gorra de plato.

Sólo un gobierno de concentración podría sacar a España de la crisis
En ese durísimo ambiente, comenzó a agitarse una idea: sólo un gobierno de concentración podría sacar a España de la crisis. Lo decían en los muchos cenáculos que entonces había y que protagonizaban economistas, juristas, políticos y periodistas..., que entonces vivían en una cercanía ahora impensable. Pero algunas personas no sólo lo hablaban, sino que hacían estudios para propiciar ese gobierno de concentración que, evidentemente, sólo podía montarse expulsando a Suárez.

Entre los más activos de quienes se movían realizando estudios y planes de cómo podía llevarse a cabo ese gobierno de concentración, estaba el propio Armada con dos hermanos, uno en los servicios secretos y otro en la trastienda política, que movilizaban políticos, profesores universitarios, economistas... Los Cortina.

Armada hace llegar al rey un informe clave para su regreso
La crisis -política, económica, terrorista- era tan profunda, que en Zarzuela se tomó conciencia de que 'el golpe de timón' que había pedido el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, podía llevarse por delante incluso a la monarquía, una institución no muy valorada por muchos en la cúpula militar de entonces, oficiales y generales surgidos en la postguerra.



En ese ambiente, Armada, destinado en Lérida, encontró el ambiente propicio para recuperar la cercanía con el monarca. Y con él empezaron a llegar los informes, favorables al gobierno de concentración, que preparaba su grupo.

En otoño de 1980, esto me lo contó quien lo llevó físicamente a Zarzuela y me confirmó la entrega del informe y que se leyó el propio Sabino Fernández Campo, se entregó al monarca un informe muy especial. En él se sugerían muy claramente los pasos que debían darse para facilitar la formación de ese gobierno de concentración. Se explicaba incluso la conveniencia de que quien presidiera ese gobierno fuera un general, que así podría poner la brida a sus compañeros más golpistas. Y se dejaba caer que si ese general no estuviera destinado en Madrid -recordamos, Armada estaba destinado en Lérida- se le diera un cargo de relieve en la capital.

Armada regresa a Madrid contra la opinión de Suárez
Meses después, el primer día de 1981, Armada contó en su casa a sus más íntimos amigos militares que el rey le había anunciado que iba a ser destinado a la Jefatura del Estado Mayor del Ejército en Madrid. Conversaciones entre el propio Armada y los reyes en Baqueira Beret mediante, en efecto a mediados de enero, y contra la oposición manifiesta de Suárez, que protesta por el movimiento ante el monarca, el general deja Lérida y se instala en su nuevo puesto. Todo esto sucede sólo un mes antes del 23F.

Los tiempos eran muy diferentes. El rey entonces era un político más en muchos aspectos y su participación en el día a día del Gobierno era real. Suárez hablaba con Juan Carlos entonces con frecuencia. El monarca le dice que quiere a Armada en Madrid para controlar mejor los procesos involucionistas. Pero el Presidente conoce lo que se está fraguando. El 24 de enero, Suárez madura su estrategia, y el 25 pide verse con el Rey. Sabino Fernández Campo me contó en persona lo sucedido en esa conversación:
"estoy convencido de que he perdido la confianza del rey", al parecer le dijo Suárez, que le anunció que había ido a presentar la dimisión. En medio de la conversación con Suárez "me llamó el rey -me dijo Sabino- y cuando entré en el despacho me dijo algo así como: "Oye, que Adolfo me dice que se va... ¿Qué es lo que hay que hacer en este caso?". Lo dijo con frialdad, sí, sí, con Suárez delante... Yo vi que se le quedó una cierta cara de sorpresa". Horas después, Suárez anunció en televisión su despedida y dijo aquellas palabras enigmáticas: "yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España".

La 'operación Armada' la conocían todos..., y nadie se oponía
El monarca, que conocía la 'operación Armada', propició la salida de Suárez. Pero la 'operación Armada' la conocían muchos más. El propio general había hablado de ella con Manuel Fraga. Y, como se sabe, con Enrique Múgica, que a su vez informó a la Ejecutiva del PSOE -me lo confirmó el propio Múgica, que presentó mi libro junto a Carrillo-. Y los hermanos que se movían con Armada trabajaron para sumar a la causa a políticos de UCD, y del PSOE y del PCE (no a Santiago Carrillo). Y a gentes de las embajadas (muy especialmente americana y el nuncio del Vaticano).

Pero Suárez no se limitó a dimitir, sino que dejó en Moncloa, elegido por él e impuesto a UCD, a Leopoldo Calvo Sotelo. Con ese movimiento impidió que el rey, para su frustración, pudiera poner en marcha el gobierno de concentración.
"Aquí -me dijo uno de los que trabajaban con Armada- quien da un golpe es Suárez ¿Por qué? Porque Suárez no sólo dimite, sino que usurpando lo que es un derecho de la Corona, anuncia a su sucesor, y hace imposible que se ponga en marcha la solución constitucional, la solución Armada, que por sugerencia de los partidos (tanto Fraga como González recomendaron el gobierno de concentración al rey en las consultas que tuvo en Zarzuela tras la salida de Suárez), el rey entregue el poder a un militar y a continuación se de paso a la formación de un gobierno de concentración".

El golpe del 23F no era parte de 'la operación Armada'.., pero sí lo impulsaron algunos que estuvieron en ella y se sintieron frustrados cuando Suárez la hizo imposible.EFE



"Alfonso..., esto no es.., así no, así no..."
Después del 23F se reunió la Junta de Defensa Nacional. En ella Francisco Laína, el hombre que asumió el gobierno esa noche mientras el Ejecutivo estaba secuestrado en el Congreso, explica lo que ha pasado. Uno de los presentes, el general Guillermo Quintana, contó a su segundo, el general Sáenz de Tejada que me lo contó a mí, que en un momento Laína les relata cómo durante la última conversación del rey y Armada, éste antes de acudir al Congreso le dice a Juan Carlos: "Pero esto es de lo que hemos venido hablando, señor, ésta es la ocasión de poner en práctica lo que hemos hablado", y cómo el rey cada vez más irritado, contesta: "¡Cómo me puedes decir eso Alfonso!.., esto no es..., así no, así no...!".

Y es que lo de Tejero, lo que sucede el 23F..., eso es otra cosa. Eso es el desencadenante que ponen en marcha aquellos que estaban en 'la operación Armada' y que con la caída de Suárez no tienen suficiente. El golpe es lo que provocan aquellos que siguen pensando que hay que "dar un giro de timón" e insisten en imponer un gobierno de concentración. Pero esa es otra historia, que, esa sí, ni el Rey ni los partidos políticos conocían.

Francisco Medina es director adjunto de ELPLURAL.COM, y es autor de, entre otros, los libros 23F, la Verdad y Memoria Oculta del Ejército