Kedams n el bar Luisma? 6.30? ok?... Antes de los recortes en temas políticos, el lenguaje en este país sufrió un retroceso en letras y signos ortográficos. Los académicos de la lengua, como era de esperar, se echaron las manos a la cabeza. El culpable estaba perfectamente identificado: los SMS (Short Message Service o Servicio de Mensaje Corto). Pero la solución ante las ansias, sobre todo juveniles, de comerse el mundo del… abecedario no se vislumbraba, ni siquiera a través de sesudos estudios sociológicos.

Sus efectos entre la población (pronto se comprobó que la edad temprana no era un requisito imprescindible para caer en sus redes) joven y no tan joven eran muy evidentes. De forma paralela, las compañías de telefonía móvil se frotaban las manos porque el dinero que generaba este sistema relativamente sencillo técnicamente sumaba ¡y de qué manera! en sus cuentas de resultados.

Los móviles, su principio y fin
Sin embargo, ha pasado el tiempo (no mucho, ya se sabe) y los mensajes cortos son casi historia porque han llegado otras alternativas que, en la mayoría de los casos, son gratuitas. Por eso es buen momento para recordar la prehistoria reciente de las NNTT, de los móviles y de la revolución que supuso su aparición como si de setas se tratara.

Los SMS, además de dar dinero (mucho) a las telecos, también abrieron un nuevo mundo para la comunicación entre las personas. ¿Quién no recuerda los colapsos en la red por parte de las compañías cada Fin de Año? Era un momento en el que, no se sabe si influidos por las bebidas espirituosas, incluso olvidábamos que los ‘mensajitos’ de móvil costaban unos céntimos de euro.

Cómo no recordar aquellos mensajes de buenos deseos enviados unos minutos antes o después de las campanadas y que llegaban al día siguiente, durante la comida de Año Nuevo ¡Y pagabas por ellos porque todavía ninguna compañía ofertaba las tarifas planas con la inclusión de SMS gratuitos!

Y sus bolsillos, las de las empresas del sector, siguieron y siguieron llenándose a medida que pasaba el tiempo. Llegábamos a otro ocaso anual y, además de acordarnos de amigos, familiares, novios y novias o amantes, empezamos a pasarnos (¿sería este ejercicio el precursor de retuitear?) poesías, refranes, dichos y conjuros de dudosa calidad y educación pero ¡Cómo nos reíamos! Y las empresas de telefonía móvil más porque sus responsables veían como se incrementaban los beneficios cada ejercicio.

WhatsApp contra SMS
Desde el primer mensaje corto enviado en Londres en 1992 han pasado dos décadas. Pero como todo el mundo sabe, en esto de las nuevas tecnologías todo es efímero (o casi) y hace unos cuatro años apareció WhatsApp y… se comió el mercado. Junto a él otras como Line o Telegram, más recientemente, pero la compra de los primeros por parte de Facebook le augura un futuro más extenso en el tiempo, a lo que contribuirá su apuesta decidida por los mensajes de voz.

Muchos millones cada Fin de Año
Volviendo a los SMS y el dinero que el sector recaudaba con ellos. A modo de ejemplo, en 2006, solo en las dos jornadas de Fin de Año y Año Nuevo, las compañías facturaron 22 millones de euros por este concepto. Era lo correspondiente a 190 millones de mensajes, un 30% más que en los mismos días de 2005. Y esa facturación siguió aumentando unos ejercicios más hasta que llegó el telefonillo verde de WhatsApp, que tardó poco tiempo en ‘robar’ el mercado a los mensajes cortos.

A partir de ahí, los SMS, empezaron a escribir sus memorias… Y todo esto parece que fue ayer.