Antonio María Rouco Varela se despidió este martes de la presidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con un discurso en el que alertaba de la "posible ruptura de la unidad de España". Pero más que su intervención en la asamblea plenaria, donde llamó la atención el cardenal fue unas horas antes en la misa por las víctimas del 11-M, cuando proclamó que los terroristas "mataron inocentes por oscuros objetivos de poder". Dos discursos en cualquier caso que sintentizan los últimos años de Rouco.

Continuidad con formas muy diferentes
La elección ya este miércoles de Ricardo Blázquez como nuevo presidente de los obispos ha sido recibido por los medios como un cambio profundo en las formas respecto a su predecesor, y él ha abonado ese talante diferente proclamando ya en sus primeros pasos desde su nuevo cargo su "comunión cordial, afectiva, efectiva con el papa Francisco". Pero como apuntan los expertos, Blázquez es una apuesta de continuidad, pues no obstante era vicepresidente de la CEE y mantiene una estrecha relación de amistad y laboral con su predecesor -ya estuvo a sus órdenes en la Universidad Pontificia de Salamanca y en Santiago de Compostela cuando Rouco era arzobispo y él obispo auxiliar-.

Guiños a Rouco
Pero es que si distiende las relaciones con El Vaticano -difíciles entre Rouco y Francisco- Blázquez puede prestar un gran servicio a una de las viejas obsesiones de su predecesor, desatascar la causa de la beatificación de Isabel la Católica, aquella reina que pasó a la historia entre otras cosas por culminar la reconquista o por la expedición de Colón y sobre todo por su intransigencia religiosa como arma política: expulsión de los musulmanes y judíos e instauración de la sangrienta Inquisición. El intento de beatificación se inició con el franquismo en los 50 pero está atascada desde hace décadas. Desde la Comisión de Isabel la Católica, constituida en el Arzobispado de Valladolid con el fin de "impulsar y llevar a feliz término la Causa de beatificación de la reina Isabel I de Castilla", confían en que Francisco pueda impulsar su causa apelando a su condición de hispanoamericano.

Curiosamente, el mismo día que Rouco se despedía de su labor de pastorear a los obispos se ponía a la venta en todo España un libro para impulsar la causa de la beatificación de Isabel I en el que entre otras cosas se habla de "milagros y/o favores acreditados que, por intercesión de Isabel la Católica, se han obrado ya en personas de diferentes países". El libro se basa directamente en los documentos del proceso que manejan en El Vaticano. La Comisión de Isabel la Católica no es demasiado activa pues publicó su último número en febrero de 2013 pero incluye algunos contenidos muy llamativos.

Políticos escondidos en "democracia, derechos humanos y pacifismo"
Como arzobispo de Valladolid, Blázquez es el responsable último de la Comisión de Isabel la Católica integrada en su archidiócesis. ¿Estará de acuerdo el 'moderado' nuevo presidente de la Conferencia Episcopal con el tipo de textos que se vierten en ese boletín? Ese último número de febrero de 2013 estaba protagonizado por un texto del sacerdote Francisco Javier Vila que denuncia que "los esfuerzos demoledores de la propaganda anticristiana que está asolando como un tsunami toda semilla de fe" también perjudican la causa isabelina de la santifiación. Pero va más allá, con alarmantes parrafos como este:

 

 

Nadie duda tampoco de su papel en la toma de Granada, terminando así la secular empresa de la Reconquista. Su valor y empuje en la batalla, su moderación en el ataque y su misericordia y bondad con los vencidos, hacen sonrojar aún hoy a nuestros gobernantes que, bajo capa de libertad, democracia, derechos humanos y pacifismo y, ocultando sucios intereses económicos y políticos, consienten y potencian de manera directa o indirecta, el sometimiento y exterminio de pueblos enteros sin ningún tipo de escrúpulo.


Palabras elogiosas en una ceremonia medieval
De hecho Blázquez presidió el pasado mes de noviembre una ceremonia medieval en Valladolid para investir "Caballeros y Damas de la Reina Isabel la Católica", ceremonia durante la cual el arzobispo tuvo palabras elogiosas para la figura histórica a la que honra esa orden. Entre los principales impulsores de la beatificación de Isabel I figura el historiador Luis Suárez, el que realizó un perfil amable de Franco para el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.