La jueza Maria Servini de Cubría que instruye en su juzgado de Buenos Aires la causa por crímenes de la dictadura franquista ha dictado orden de detención vía Interpol y a efectos de indagatoria, contra cuatro presuntos torturadores franquistas entre los que figura Juan Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, uno de los más temidos policías del régimen por sus brutales métodos con los detenidos. Junto a Billy el Niño, la orden internacional de detención para indagatoria se ha cursado contra José Ignacio Giralte González y Celso Galván Abascal que formaban parte como González Pacheco de la Brigada de la Policía Político Social, y contra el guardia civil Jesús Muñecas Aguilar.

¿Colaborará el Gobierno de Rajoy?
Al mismo tiempo, y en cumplimiento del tratado de asistencia judicial con el Estado español, desde el juzgado argentino se librará un exhorto para que el Gobierno de España colabore con esta diligencia. Pero los antecedentes de la actuación del Gobierno español en el transcurso de la causa hacen suponer a los componentes de la red AQUA que impulsa la querella contra el franquismo poca colaboración en este tema.

Si salen de España, la Interpol les detiene
No hay que olvidar que las videoconferencias solicitadas por la jueza que debían realizarse en el consulado argentino en Madrid fueron interrumpidas cuando el Ministerio de Exteriores planteó una “queja” al argentino. Ahora bien, si los cuatro imputados quieren viajar a otro país, corren el riesgo de que Interpol les detenga como ya ocurrió en el caso de Pinochet cuya orden de detención dictó el juez Baltasar Garzón.

Una generación que vivió una pesadilla
En el caso de que estas cuatro personas declaren ante la jueza argentina, es posible que empezaran a diluirse las pesadillas que tantos años hace siguen dominando los sueños de sus víctimas. Quienes han presentado las denuncias forman parte de la generación que en los sesenta cuando rozaban apenas los veinte años de edad, se enfrentaron a la dictadura, sufriendo por ello el más diverso tipo de represión: tortura, cárcel, exilio... También vieron morir a algunos de sus compañeros. Es el caso de La Comuna una asociación que agrupa a expresos del franquismo y ha aportado sus duras experiencias a la querella “.

Palizas salvajes, golpes a cuerpos desnudos…
José María Galante, de La Comuna, ha declarado estos días atrás ante la jueza en Buenos Aires para aportar su testimonio. Galante tenía 21 años y su relato pone los pelos de punta por la brutalidad y el ensañamiento. Palizas salvajes, la cabeza sumergida en agua nauseabunda hasta casi ahogarle, el tormento de la barra, colgado por las rodillas y golpeado desnudo en las partes más vulnerables. “Desde entonces no puedo moverme como antes…”

El terror del pasillo con la BPS
Galante lo relató así a ELPLURAL.COM: “Mi primera detención, bajo la acusación de “actividades subversivas”, se produce el 5 de octubre de 1969, a la una de la madrugada, en mi casa familiar. Me detienen dos miembros de la Brigada Político Social (BPS) llamados Celso Galván y otro apodado “El Gitano”. Al entrar en la Dirección General de Seguridad (DGS) me hacen el pasillo, obligándome a pasar entre dos filas de agentes de la BPS y funcionarios de la Policía Armada que me golpean con porras, vergajos, me dan patadas, puñetazos…. Después me fichan y encierran en una celda”.

Nombres habituales de policías
En su denuncia, como en la de otros querellantes aparecen nombres comunes de policías “comisario Conesa, y Billy el Niño”, señalados como especialmente sanguinarios. Los querellantes aportan listas de torturadores, de jueces y de militares que compusieron tribunales y consejos de guerra. Los testimonios de otros querellantes son tan espeluznantes o aún más que el de Galante. También por las torturas a Galante en 1969, está imputado Celso Galván a quien también señala Acacio Puig Mediavilla arrestado en 1973 y conducido a los calabozos de la DGS donde denuncia que sufrió todo tipo de vejaciones y malos tratos.

Golpista, acusado de torturador y con buena jubilación
El ex guardia civil Muñecas, está imputado por las torturas que sufrió Andoni Arrizabalada Basterrechea en 1968 en el cuartel de la Guardia Civil de Zarautz. Hoy, dicen sus víctimas, recibe la pensión máxima de jubilación por sus servicios prestados al Estado como guardia civil. Fue además uno de los militares golpistas el 23-F, aquel que anunció los diputados la “próxima” llegada de la “autoridad, militar, por supuesto” y dirigió el grupo armado que tuvo a su cargo la vigilancia de las puertas del Parlamento.

Policías especializados en Universidad
En el caso de Giralte, la acusación tiene que ver con los sufrimientos aplicados también contra Galante y contra Alfredo Rodríguez Bonilla, cuando fueron detenidos en 1975. Tanto Giralte como Billy el Niño dedicaban especialmente su “área de actividad” al ámbito universitario. Juan Antonio González Pacheco, (Billy el niño) cuenta un amplio expediente de diligencias judiciales por presuntas torturas en los últimos años del franquismo. Su nombre llega a aparecer hasta en 17 querellas de las que se han presentado en Argentina.

Antecedentes judiciales…amnistiados
En 1974 fue condenado por un juzgado de Madrid por una falta de malos tratos y otra de coacciones al estudiante Francisco Lobatón. Un año antes, en 1973, ya había sido condenado por otra falta de lesiones interpuesta por Enrique Aguilar Benítez de Lugo. González Pacheco fue absuelto de todos los procesos judiciales en los que estaba envuelto gracias a la Ley de Amnistía.

¿Ley de punto final?
“Precisamente esta Ley que fue una reivindicación política central de las luchas en la etapa final del franquismo, en manos de los legisladores de la transición se convirtió en una auténtica ley de punto final para los crímenes cometidos durante cuarenta años por el franquismo” denuncian los querellantes. “ Y es que reconocer que hay víctimas implica reconocer la existencia de sus verdugos. Es normal por tanto que el aparato judicial, que pasó incólume de la dictadura a la democracia, se oponga con uñas y dientes a la apertura de un proceso en el que está directamente implicado.” Parece que la justicia argentina está dispuesta a cambiar la historia.