- Europa entera huele a fast food.
- En España los cambios de gobierno parecen cambios de régimen
- En la tierra de los ciegos, al tuerto se le mata.
- Quien lee mucho, escribe estreñido.
- El teléfono e internet son profilácticos de la comunicación.
- Los españoles hablamos el castellano en América con actitud imperial.
- Signo de nuestro tiempo es que los viejos quieran morir follando.
- El niño quiere a su padre formalito.
- Hay quien mira una paloma y ve una rata.
- La vida tara.
- Triste es el sino de los político: vivir pendiente del periódico.
- Una agenda es un elenco de desconocidos.
- Ser revolucionario es la forma más histriónica de ser superficial.
- La sintaxis es una forma de ascesis.
- La envidia es mera falta de información.
- El diablo es un neurótico que, como todo neurótico, neurotiza.
- La elección de los cajeros automáticos como lugar de pernocta de los indigentes es una afrenta silenciosa y justa al sistema: si quieres disponer de tu dinero huele la humanidad que ignoras.
- El "polvo" que se queda en eso, en un "polvo", tiene algo de ultraje.
- Uno de los disfraces que Satán prefiere es el del puritano que se llama a escándalo.
- Lo peor de un imbécil son sus matices.
- El "haz el amor y no la guerra" explicita una inquierante concomitancia.
- El hombre subdesarrollado tiene hijos; el desarrollado cosas.
- El jurista es por naturaleza tan conservador que 'prima facie' considera toda norma positiva de Derecho Natural.
- No es infrecuente que lo que se inauguró como una reunión de juristas se clausure como una reunión de cínicos.
- El admirable sentido crítico del intelectual nunca le lleva tan lejos como para cambiar de voto.
- La vejez es la última invitación a la humildad.
- La muerte es literalmente un proceso de abstracción.
- El "riesgo profesional" del aforista es la banalidad solemne.
- Yo soy el único liberal que conozco.
- Los ingleses han aprendido de sus gatos a lavarse.
- ¡Cuanta mediocridad tapan las banderas¡ Quizás se inventaran para eso.
- La única ideología capaz de seguir produciendo pesadillas es el nacionalismo.
- Jurista: ¡Cuánta vanidad en un artesano!
- No hay nada más peligroso que encerrar a un imbécil con una norma jurídica y no es infrecuente que aquél manifieste hacia ésta una natural querencia.
- Una cacicada puede hacer de un inepto un profesor de universidad o un magistrado del Supremo, pero, en ese caso, sólo la muerte puede evitar que el afortunado considere su suerte un acto de justicia y haga pleno uso de las prerrogativas propias de su cargo.
- La jurisprudencia es conservadora sobre todo de sí misma.
- No creo que a nadie sorprenda la facilidad con la que el hombre difunde la información reservada a la que tiene acceso, pues la vanidad en él es naturalmente mucho más fuerte que la discreción. El egoismo y la ambición, sin embargo, pueden sobrepujar a aquella y hacerle guardar silencio.
- Todo buen aforismo es una interpelación.