El papa Francisco durante una misa con obispos dentro de los actos de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que han tenido lugar en la catedral metropolitana de San Sebastián, Brasil. EFE



El Papa ha defendido la conveniencia del Estado laico que garantice “la convivencia pacífica entre las diferentes religiones”, al no “asumir como propia ninguna posición confesional”. Por otra parte, Francisco pidió a los obispos dar un papel mayor a las mujeres en la Iglesia.

Diálogo, diálogo y diálogo
El Papa sigue sorprendiendo con sus declaraciones revolucionarias en su estancia en Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Esta vez ha sido en un encuentro con la clase dirigente del país sudamericano, en el que reivindicó el “sentido ético” y el “diálogo constructivo” de la política.

“Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: diálogo, diálogo y diálogo”, fueron algunas de las palabras del Papa, recogidas por El País.

"El único modo que una persona, una familia o una sociedad crezca es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Solo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas. Hoy, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos pierden”, afirmó el Pontífice.

Sus palabras sobre el Estado laico
Francisco hizo una defensa del Estado laico que sorprendió a los presentes: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.

"La Iglesia ha olvidado la sencillez"
El Papa mantuvo también un almuerzo con los cardenales, a los que habló con claridad de la situación de la Iglesia y la disminución del número de fieles por el desencanto que ha generado la institución. “A veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez. La lección que la Iglesia ha de recordar siempre es que no puede alejarse de la sencillez”, dijo el Papa a los obispos.

Lejos de las necesidades de los ciudadanos
Francisco reprochó a la Iglesia que se alejara de las necesidades de los ciudadanos. “Demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido. Tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones. Quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que actualmente hay muchos como los discípulos de Emaús: no solo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino también aquellos que parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teoría como en la práctica”, señaló Francisco.

Un papel mayor de la mujer en la Iglesia
El Papa pidió a los suyos dar a las mujeres un papel mayor en la Iglesia. “No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participación activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad”, afirmó.