Esperanza Aguirre consuela a la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, el día que anunció que dejaba la presidencia regional / EFE-Archivo Esperanza Aguirre consuela a la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar, el día que anunció que dejaba la presidencia regional / EFE-Archivo



Tras las multitudinarias protestas del sector educativo y la huelga del pasado jueves, el Gobierno renunció a aprobar la 'ley Wert' en el último Consejo de Ministros. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría explicó que la ley tiene "observaciones pendientes", y es que el Consejo de Estado había alertado por ejemplo de que faltaba consistencia un punto vital como su desarrollo económico. Hasta gobiernos regionales del PP habían cuestionado la financiación de la ley. La vicepresidenta aseguró que la ley ya había sido debatida con los sectores afectados -aunque los sindicatos o el PSOE denuncian que no se les ha escuchado y critican aspectos como el sesgo por la educación privada y concertada- y anunció que se aprobará en breve, mientras que consejeros de Educación populares como Jesús Vázquez en Galicia celebrara el nuevo plazo para cerrar "todos los detalles técnicos", aludiendo así a su dotación presupuestaria.

Aguirre legitima una ley sin consenso
Parece así que la la reforma del ministro José Ignacio Wert, la Lomce, se encamina a una aprobación sin consenso, un riesgo en una materia tan sensible como la educación en el que se trata de buscar la continuidad y que el Gobierno de turno no ponga patas arriba el modelo para que el siguiente vuelva a empezar haciendo lo mismo. El Gobierno de Zapatero, con Ángel Gabilondo en el Ministerio de Educación, negoció arduamente un pacto de Estado de Educación que estuvo cerca de cerrarse, pero Cospedal fue la encargada de cerrar la puerta al acuerdo y la reforma quedó en nada, prefirieron esperar a su previsible victoria electoral donde no han pagado con la misma voluntad de diálogo. Sin embargo, Esperanza Aguirre ha cargado desde su artículo semanal en ABC contra los "progres" y advierte al Gobierno contra el exceso de diálogo. Achaca a la izquierda el retraso, y no a los errores de su propio partido.

Asegura que el diálogo "está retrasando la ley"
Según Aguirre, exministra de Educación, "el Gobierno goza de una amplía mayoría absoluta, entre otras razones porque llevaba en su programa la elaboración de una ley que acabe con el calamitoso estado de la educación en España". Asegura que "si algo se le podría reprochar al Gobierno es el exquisito cuidado que está teniendo para escuchar a todos los sectores involucrados en la enseñanza, lo que está retrasando está ley tan necesaria".

"Carácter inmovilista y retrógrado" de las protestas
La líder del PP de Madrid ve en las protestas un "carácter inmovilista y retrógrado" y denuncia que "nadie en España tiene hoy la menor duda de que nuestro sistema educativo, diseñado por los socialistas con el apoyo de comunistas y nacionalistas en la Logse de 1990, no funciona". Insiste en que el PP, en sus anteriores nueve años de Gobierno, no ha cambiado un "diseño socialista" de la Educación que se mantiene por tanto desde hace 23 años.

"Los militantes y dirigentes de los sindicatos y partidos de la izquierda española, aferrados a sus antiguos dogmas, siguen erre que erre en la defensa de políticas educativas que la práctica ha demostrado profundamente erróneas", insiste en su búsqueda de culpable y en su deslegitimación del consenso. Asegura que los "dogmas igualitaristas" de los socialistas "han acabado por ser el mayor enemigo de la igualdad de oportunidades y de la posibilidad de promoción social" porque según ella el actual sistema "no es exigente con los alumnos".

Propone a los "progres" el referente de Tony Blair
Aguirre propone a la izquierda un referente, Tony Blair -ese antiguo socio de Aznar en diferentes cruzadas- porque "impulsó reformas al margen de la tradición de los laboristas" porque "sabía que las líneas de política educativa de Thatcher eran mucho más eficaces para la educación de los alumnos ingleses que las fracasadas políticas que habían inventado y puesto en práctica los laboristas en los años sesenta". Y deja un 'recado' final: "Desgraciadamente para España, la grandeza política y el patriotismo de Tony Blair no abundan en las filas de nuestros actuales 'progres', que siguen aferrados a dogmas pedagógicos y políticos que han condenado a la ignorancia a muchas promociones de escolares españoles".