Beatriz TalegónEl concepto de juventud depende del lugar y del momento histórico, del contexto social y algunos dicen que también es una cuestión subjetiva. Es difícil establecer criterios que garanticen una línea divisoria que marque un antes y un después. Antes era una cuestión de emancipación la que garantizaba que el individuo pasaba a la etapa de la edad adulta.

La emancipación depende ahora más de la suerte
Ahora la emancipación es una cuestión que depende más bien de la suerte que de la edad.

No es lo mismo ser joven en un país en vías de desarrollo económico que en un país ya desarrollado, como tampoco lo es serlo en un estado democrático, que en un lugar donde exista un dictador.

En definitiva, ser joven hoy, en España, responde a criterios específicos. Quien es joven para iniciar un proyecto, quizá sea ya lo suficientemente adulto para tomar otro tipo de decisiones.

Los votantes quieren aire fresco
El debate se ha abierto estos días en la regeneración política.  Según algunos sondeos la confianza de la ciudadanía española tiende a depositarse en personas jóvenes, con perfiles ideológicamente de izquierdas. Eso, para quienes adquirimos el compromiso social desde la militancia activa en partidos políticos progresistas es una buena noticia. Independientemente de los nombres concretos que se barajen.

Significa, leyendo de manera muy amplia, que los votantes potenciales quieren un proyecto distinto al que el gobierno actual está imponiendo, y sobre todo, quieren aire fresco, trayectorias cargadas de futuro y regidas por la fuerte energía de la convicción en ideales casi recién estrenados.  Y sobre todo, sin un pasado del que pedir disculpas.

Ha llegado el momento de la sinergia intergeneracional
Es sin duda lo que hace falta para esta segunda transición que debemos abordar. Además, hay una idea fundamental: los jóvenes no podemos ni debemos plantear la necesaria regeneración de manera autónoma. Si algo hemos aprendido los que en democracia nacimos es que el silencio ha servido para curar ciertas heridas, pero somos muy conscientes de la necesidad de aprender de nuestros mayores. Ha llegado el momento de la sinergia intergeneracional: la energía y sabia nueva que los jóvenes tenemos junto a la responsabilidad de aportar para el bien común de la ciudadanía, y la experiencia de quienes ya han recorrido un largo trayecto lleno de obstáculos, retos y procesos de necesario ejercicio democrático.

Ha llegado el momento de hablar mucho, de escuchar más, y sobre todo de tener el valor de atreverse a dar pasos que siempre serán mejor que la inacción. Quien nunca se atreve y nada arriesga no conseguirá generar ningún cambio. Y si algo necesitamos de manera urgente para encontrar soluciones a los grandes problemas que nos asedian es sin duda, lo mejor de cada cual.

No nos resignamos a ser considerados un “problema”
La juventud tiene energía, ilusión, formación y una visión global gracias a nuestro desarrollo como ciudadanos europeos y demócratas. Debemos estar presentes en la toma de decisiones para plantear soluciones, pues no nos resignamos a ser considerados un “problema” del que hay que hacerse cargo a nivel institucional. Nuestro presente está en juego y no somos solamente opción de futuro, nuestro momento ha llegado para sumarnos al cambio y asumir la responsabilidad de ciudadanos que han de dar un paso imprescindible en esta sociedad.

No por casualidad desde la antigua Grecia se acusó a la juventud de ser la culpable de promover los cambios más innovadores y positivos en la historia de cualquier civilización.

Beatriz Talegón es secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas