Defiende la inocencia de Cristina...
Que es monárquico más allá de cualquier duda lo va dejando claro el editorialista (o lo que es lo mismo, la dirección y la propiedad del periódico) párrafo tras párrafo. Así, se lee ya en el subtítulo una advertencia: "La igualdad ante la ley no puede acabar perjudicando los legítimos derechos a la defensa y la presunción de inocencia de la Infanta Cristina".
Y a partir de ahí exculpaciones, ideas resaltadas en negrita, línea tras línea: "Para el juez Castro, la imputación de la Infanta se produce no por lo que hizo, sino por lo que dejó hacer a otros". Y más tarde: "Queda claro que la Infanta Cristina no intervino personalmente en ninguno de los hechos delictivos que se imputan a su esposo".
'Que la Infanta realice gestos explícitos e inequívocos para asumir la gravedad de la situación', escribe ABC. Foto EFE
...antes de advertir que el "caso está generando un gran daño a la Corona"
Pero incluso el ABC tiene que aceptar la realidad y en un momento abre los ojos ante lo inevitable el editorialista y escribe: "este es un caso que está generando un gran daño a la Corona y que requiere ser visto en su justa proporción".
Pensamiento que le vale para dejar claras las dos ideas que mueven todo el texto y que confirman el carácter ultramonárquico del diario. Primero una proclama que subrayan con tal rotundiad que puede dar idea del miedo que parecen tener a que no sea compartida: "La Corona es tan valiosa, imprescindible y trascendental para España hoy -escribe el ABC- como lo ha sido a lo largo de nuestra Historia. La Corona es España".
Que la Corona no sufra más cargas de las ya impuestas por la conducta de Urdangarín
Y para demostrar su convencimiento de este punto, el diario parece renunciar a su segunda identidad, el acérrimo catolicismo. Y escribe este último párrafo: "En todo caso, la trascendencia judicial de la imputación de Doña Cristina implica inevitables consecuencias institucionales, y la Infanta ha de ser consciente de esta circunstancia. Por esto, es conveniente que la Infanta realice gestos explícitos e inequívocos para asumir la gravedad de la situación y contribuir a que la Corona, en aras de poder cumplir con autoridad moral con su función, no sufra más cargas que las ya impuestas por la conducta, al menos irregular e inadecuada, de su esposo, Iñaki Urdangarín".
Para el ABC lo primero que tiene que hacer la Infanta parece, por tanto, blanco y en botella..., algo que a la Iglesia católica no le gusta.