El expresidente del Gobierno José María Aznar y su esposa, Ana Botella El expresidente del Gobierno José María Aznar y su esposa, Ana Botella. EFE/Archivo



Las leyes parece que no son iguales para todos al menos en Marbella y en relación a Aznar. Tras la publicación ayer de que el ex presidente de Gobierno del PP fue fotografiado paseando a sus tres perros en una zona de costa especialmente prohibida a los canes, ElPLURAL.COM ha podido conocer precedentes anteriores en la playa de Guadalmina que harían entender que el marido de la alcaldesa de Madrid se siente impune a esa norma -que sí afecta al resto de ciudadano-s y por ello decide saltarse a la torera esta prohibición y volverla a repetir cada que vez que lo desee.

Se repite la historia el verano pasado
La historia que narramos ocurrió entre finales de Julio y principios de Agosto de 2012. Eran las once de la mañana en la misma playa de Marbella, Guadalmina, donde ayer "cazaron" a José María Aznar paseando a sus tres mascotas. A esa hora ya hay bastantes bañistas tomando el sol en esa playa de la exclusiva zona marbellí. Relajados y tranquilos, tumbados en la arena, aprovechan el comienzo de la mañana. María sentada en la fina arena ve pasar corriendo un rostro conocido. Detrás de él un perro de color marrón le sigue a su ritmo. María se extraña de que en esa zona donde es masivamente conocido que se sanciona el ir con perros, éste lo haga sin disimulos y con bastante ostentación.

Aznar y su perro por la playa
Al rato llega junto a María su novio, Javier. Su compañera le cuenta la anécdota ocurrida. Javier se enfada pues él posee un perro "San Bernardo" al que ha tenido que dejar en casa solo por no incumplir la normativa además de para no arriesgarse a ser sancionado y tener que pagar una multa. Javier insiste a ELPLURAL.COM en el hecho de que esa es una de las dos playas de Marbella "donde todo el mundo sabe que está muy prohibido" ir con animales de compañía. Cree que es injusto que él haya tenido que dejar a su mascota en casa y otros puedan hacer lo contrario "abusando injustamente de un estatus que le otorga impunidad".

Aviso a la policía de Marbella
Olvidado el asunto, Javier y María siguen aprovechando los suaves rayos de sol de esa hora y de la brisa marina marbellí. Pero cual es su sorpresa que al rato ve pasar a escasos metros suyos a Aznar corriendo y de nuevo acompañado de su perro. Javier se enfada. Cree que es una actitud prepotente y se indigna. Ya es la segunda vez que ocurre en poco más de media hora. Llama a la policía local de Marbella e informa de lo ocurrido, pero sin decir que se trata del ex mandatario del PP y expresidente del gobierno.

¿Impunidad o trato de favor?
Nuestro protagonista sigue narrando lo sucedido y visto. Dice que la rabia y la indignación le llegaron de súbito. ¿Por qué el si puede y yo no? ¿Por qué motivo a los demás nos multarían y él camina "tan pancho"? Reconoce que tras el aviso a la policía ésta no tardó más de 15 minutos en personarse en el lugar. Su objetivo, presume, sería el de denunciar al paseante canino. Pero no fue así y de ahí el incremento de su cólera. Javier fue testigo de que como los agentes se acercaron y tras conversar "como colegas" con varios acompañantes de Aznar -supone que sus escoltas-, al instante la policía se marchó sin más. Ninguna denuncia se formuló. La norma no se aplicó. Por eso no extraña que Aznar se sienta impune en Marbella para pasear con sus perros un año más. La historia se repite y de ello da fe Javier que asegura que lo puede demostrar "donde sea necesario"