El Papa anuncia su renuncia al Pontificado
El papa Benedicto XVI. EFE/Archivo



El Papa Benedicto XVI renuncia a su cargo. Lo ha anunciado él personalmente durante el consistorio por la canonización de 800 mártires italianos y dos beatas latinoamericanas. Éstas han sido sus palabras, recogidas en un comunicado en Radio Vaticano, la emisora oficial de la Santa Sede:
"Os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria".

El Papa Ratzinger seguirá estando al frente hasta el próximo 28 de febrero y ya se ha abierto el proceso para elegir a su sucesor.

Es la primera dimisión papal en cinco siglos. Benedicto XVI, de 85 años, abandona el cargo, según la versión oficial, "por falta de fuerzas". El último Papa que renunció fue Gregorio XII, el veneciano Angelo Correr, que se retiró en 1415, dos años antes de morir. Benedicto IX, elegido en 1032, también dimitió.

En sus ocho años de mandato, ha vivido cercado por el escándalo de la pederastia en el seno de la Iglesia, un crimen que durante años muchos obispos y sacerdotes taparon. En los últimos tiempos ha visto cómo quedaban al descubierto las luchas internas por el poder del Vaticano en lo que se ha venido llamando el particular vatileaks de la Santa Sede.

Hace un año empezaron a filtrarse en una televisión italiana cartas del actual nuncio en EEUU, Carlo María Vigano, al papa en las que denunciaba la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana. Es sólo la punta del iceberg. Llegaron a filtrase documentos en los que se decribía incluso un complot para asesinar a Benedicto XVI. El libro Sua Santita, que desvela estas tramas oscuras, fue la puntilla. Pocos días después se detuvo al mayordomo del Papa, conocido como El Cuervo, como el responsable de las filtraciones. Fue condenado a 18 meses de cárcel pero indultado personalmente por el propio Papa.