Si uno repasa los terribles destrozos causados por la Primera o la Segunda Guerra Mundial, resulta muy impresionado ver que soldados de Alemania y Francia, o de Polonia y Rusia o de EEUU y Japón celebran de vez en cuando ceremonias de recuerdo hermanado de la muerte y la ruina causada por unos y por otros. España tiene muy pocos casos de guerras con otros países: el mayor destrozo nos lo hicimos nosotros entre nosotros, pero hay un caso en el que (hasta ahora) ha faltado “cintura” político-militar para que viejísimas heridas se cerrasen de común acuerdo: las guerras en Marruecos de principios del siglo XX.

Poquísimo se habla en España de guerras que no sea la civil y algo del especial combate de la llamada “División Azul”: las crueles batallas para establecer el Protectorado español en el norte de Marruecos sólo existen en libros especializados. Pero la realidad es que, para llegar a controlar ese territorio, murieron entre 6.000 y 15.000 militares españoles en el siglo XX. Y no se sabe cuántos marroquíes, especialmente de la zona del Rif. Nunca España ha perdido tantos soldados en una lucha exterior.

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