Pero si en alguna ocasión ha tenido sentido afirmar la existencia de distintas varas de medir al enjuiciar determinados acontecimientos, no cabe la menor duda que ésta sería la de cómo la derecha de este país está valorando la actuación de los dos “presuntos” delincuentes. Y para evidenciar esta circunstancia nada mejor que un botón de muestra de extraordinaria relevancia: la opinión que sobre los comportamientos de estos dos personajes públicos tiene Luis María Anson -uno de los periodistas con mayor predicamento en la derecha- y que manifiesta en su columna de El Imparcial; el periódico que preside.
En relación con el alcalde de Marinaleda, el académico de la RAE afirma que “la chulería de Sánchez Gordillo, sus amenazas y sus chantajes, exigen que sobre él caiga todo el peso del Estado de Derecho”. Y lo justifica argumentando que “la imagen que de España se lanza al mundo con un suceso como el latrocinio a un supermercado es lamentable y daña directamente al turismo y lo menos que se puede exigir al Gobierno y a la Fiscalía es ejemplaridad para colocar en su sitio a este demagogo matoncete y a los comunistas que le jalean o respaldan”.
Por el contrario, respecto a Rodrigo Rato el periodista es bastante más benevolente. El Estado de Derecho se vuelve ingrávido, la imagen de España no queda deteriorada por la hecatombe presuntamente fraudulenta de la entidad que dirigía y al Gobierno y a la Fiscalía no hay que exigirle ninguna actuación ejemplar para situar donde merece a este exterminador financiero y a sus compañeros de fechorías.
Tanto es así, que después de la reciente intervención de Rodrigo Rato en el Congreso de los Diputados confesó en su columna de El Imparcial que le había “gustado” porque “ha hecho una exposición serena, ha estado convincente, ha aportado datos y cifras concluyentes” aunque, a renglón seguido, aseguraba que “A pesar de eso, no sé si tiene razón o no en lo que ha dicho porque la información sobre Bankia y las Cajas se mueve siempre entre cortinas de humo”. ¡Vamos!, la fe del carbonero en las palabras de alguien que pertenece a la misma manada.
Esta es la derechona que tenemos. A los “rojos” palo y tentetieso y a los suyos indulgencia plena que son de buena familia y de mejores principios; porque si éstos -como diría Groucho- no gustan ... tienen otros. ¡Será por principios!
Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas