En declaraciones a la Cadena SER, el cirujano reconoció haber vivido una "pesadilla" durante un mes por las presiones del político del Partido Popular, quien fue director general de Salud Pública y director general de Planificación en la Junta de Castilla-La Mancha, antes de ser fichado por la ministra de Sanidad, Ana Mato.

Una matrícula de honor para su hijo
El político presionó al médico de diferentes maneras, entre ellas a través de mensajes a su teléfono móvil. Perseguía que su hijo, en el último curso de Medicina, recibiera una matrícula de honor, retirándosela a otro alumno, en lugar de un 9,4 en una asignatura fundamental en la carrera. El rector, Marcos Sacristán, ha respaldado la posición del profesor porque no se puede "claudicar" ante este método.

Una pistola sobre la mesa
El director del Departamento de Cirugía, Oftalmología, Otorrinolaringología y Fisioterapia de la Universidad de Valladolid ha dicho que las presiones del político popular le han recordado las maneras de la dictadura franquista, cuando “determinados alumnos obtenían el aprobado de determinadas asignaturas uniformados delante del profesor y, además, lo que hacían es coger la pistola y dejarla encima de la mesa, más que nada para estar un poco más cómodos".

Sanidad ve lógico el asunto
Fuentes del Ministerio de Sanidad admitieron que Javier Castrodeza había mantenido contactos con Carlos Vaquero porque han sido compañeros de docencia en la Facultad y “es lo lógico entre compañeros”. El motivo, según esas fuentes, fue anunciarle que su hijo presentaría una reclamación por lo que considera un error claro.