Y es que Botella, si no fuera la esposa de José María Aznar López, no sería –hablando en términos político- nadie; absolutamente nadie. Su afán de ostentación, de méteme en todo y de protagonismo permanente, pudieron observarse con inusitada facilidad a lo largo de las dos legislaturas presididas por su marido.

La primera dama
Ejerció entonces de primera dama, con frecuencia a costa de difuminar a la reina Sofía. Fue la que impulsó la boda imperial de su hija Ana con Alejandro Agag. Despilfarró por todo lo alto y ceremonia religiosa en El Escorial, oficiada por el cardenal Rouco Varela. Entre los invitados, en su mayoría poderosos, estuvieron incluidos los jefes de la Gürtel. ¿Qué hacían ahí?

¿La gobernadora de Logroño?
Mucho tiempo antes, hacia 1978, Botella se jactaba, charlando con sus amigos de Logroño –donde vivía entonces el matrimonio-, de ser gobernadora civil de La Rioja. No lo fue, pero sí suplió, en su calidad de funcionaria, al gobernador durante el mes de vacaciones estivales. Y además difundió a través de RNE y de algunos periódicos que ella era la primera mujer gobernadora civil de España. Pues bien, todo esto, sin complejos, como gusta mucho decir a su marido.

El descrédito y la justicia
Por cierto, el matrimonio Aznar/Botella vivía en Logroño casi puerta por puerta con el matrimonio Miguel Blesa/y señora. Sí, sí, nos referimos al mismísimo Blesa, inspector de Hacienda como Aznar, quien, 18 años más tarde, le recompensó por huevos con la presidencia de Caja Madrid. Ahora, Blesa está en el punto de mira del descrédito y de la justicia.

Aznar le pidió otra cosa a Gallardón
Botella es alcaldesa gracias estrictamente a la estrategia electoral popular de 2003, en los comicios municipales y autonómicos. Aznar creyó que sería más votado en el Ayuntamiento de Madrid Gallardón que Esperanza Aguirre. Pidió a Gallardón que dejara la Presidencia de la Comunidad de Madrid y que encabezara la lista al Ayuntamiento. Aguirre pasó entonces a ser candidata a la Comunidad. Aznar le pidió otra cosa a Gallardón: que incluyera en la candidatura, como concejala, a su mujer. El jeroglífico le salió a Aznar a pedir de boca. Cuadró las fichas y, por lo demás, fue rescatada obscenamente, mediante el tamayazo, Aguirre.

El credo del PP
El dedo de Aznar y el servilismo de Gallardón lograron incorporar a Botella en el Ayuntamiento madrileño. Así conquistó la Alcaldía la mujer de Aznar, cuando Gallardón dejó de ser alcalde y fue nombrado ministro de Justicia por Mariano Rajoy. Pero, finalmente, se le ha visto a Botella el plumero de su vacuidad galopante y de su insufrible manera de hacer política. Afirmar, como hizo ayer, que el “credo del PP es Grecia, Roma, el cristianismo y Europa” pertenece a la categoría de “la insoportable levedad del ser”. ¡Nunca pudo Madrid llegar tan bajo ni Botella tan alto!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM