Ayer, sin embargo, Rajoy acabó por darle una fuerte patada a su propia coherencia. Entrevistado en Onda Cero, reconoció que haría “cualquier cosa que fuera necesaria, aunque no me guste y aunque haya dicho previamente que no lo iba a hacer”.

Engañando a la ciudadanía
O sea, que el presidente del Gobierno popular continuará tan pancho en su penoso ejercicio de engañar a la ciudadanía. De modo que  manifestó su disposición a rescatar Bankia con dinero público si llega a “una situación límite”.

Cinismo incrementado
Una vez aterrizado en la Moncloa, Rajoy ha procurado incrementar su cinismo sin apenas escrúpulo alguno. Sabíamos desde hace muchos años que la derecha española, salvo excepciones escasas, no era de fiar. Pero jamás podíamos imaginarnos que iría tan lejos.

Brújula preferida
El todo vale  acostumbra a ser su brújula preferida. Ni profundas convicciones ni  firmes valores. Eso es de lo que se jactan. No de lo que hacen, porque conviene recordar que, a menudo, lo que hacen es lo contrario de lo que dicen.

Afín a la derecha
Semejante panorama explica los porqués  que blindan a la prensa genovesa, por supuesto afín a la derechona. ¿Puede entenderse, desde una óptica estrictamente democrática, que el vencedor de las elecciones francesas, François Hollande, haya sido recibido por el periodismo amarillo  que nos envuelve como si fuera o un imbécil o una especie de blandito habitual?

La feria de los insultos
Hollande será, por consiguiente, presidente de “un pueblo sin agallas” o “un pueblo débil”. Por si no lo han leído aún invitamos a nuestros lectores a hacerlo. Se abre, pues, la feria de los insultos. Así es la derecha mediática en la España del PP, Sr. Rajoy.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM