Da la impresión de que los cortafuegos puestos en marcha por Rodrigo Rato y su equipo pueden dar sus frutos. Así, con la venta de activos como el 10% que tenía en Mapfre América  y la participación en Bolsas y mercados, ha ingresado unos 800 millones de euros. Ha reducido sus necesidades financieras al conceder menos créditos y con la venta de cartera de préstamos; y ha aumentado sus ingresos, entre otras cosas con la misma estrategia que el resto de bancos españoles: comprar dinero al Banco Central Europeo al 1% de interés para comprar deuda española por la que el Tesoro español paga un 5%. Estas son algunas de las medidas.

Fracasada la intentona de fusionar Bankia con CaixaBank, la estrategia de Rodrigo Rato es ahora la de mantenerse en pie en solitario y, a ser posible, consolidarse como la cuarta entidad financiera del país.

No obstante cada vez son más los analistas internacionales lo que consideran que el mapa financiero español aún necesita reducirse más, incluso que algunos de nuestros grandes bancos son susceptibles de ser “vendidos”.

Mapa provisional
Después de la primera reforma financiera del Gobierno Zapatero, que transformó las cajas de ahorro en Bancos y obligó a aumentar sus fondos de reservas (por tanto obligó a fusiones), llegó la reforma de Rajoy, que básicamente solo consistió en aumentar más las exigencias de fondos de reservas y de solvencia.

Desde la aprobación de esta última, Ibercaja ha absorbido a Caja 3, CaixaBank se ha quedado con Banca Cívica, Unicaja con Caja España y Caja Duero, la quebrada y nacionalizada Unim la quiere el BBVA, pero con ayudas del Fondo de Garantía de Depósitos. El Banco de Valencia también ha sido nacionalizado por quiebra y saldrá a subasta en las próximas semanas y habrá que esperar unos meses para ver en manos de quien acaban CatalunyaCaixa y Novagalicia.