Es cierto que de una parte, en la sociedad contemporánea, debemos buscar nuevas formas de reivindicar los derechos de los trabajadores y mejorar nuestro nivel de bienestar, pero de ahí a criminalizar la huelga o decir que no sirve para nada hay un gran trecho. Quienes defienden tales posturas o son empresarios cuyos intereses son antagónicos a los de los trabajadores, o sencillamente, son currantes confundidos.

A pesar de ello, las huelgas a día de hoy siguen siendo útiles y siguen dando resultados. Si no fuera así, a las grandes empresas les importaría un bledo que se hiciese huelga o no (se ahorrarían el jornal del huelguista). Lo que pasa es que como son oportunas y útiles, desde los medios de comunicación de la derecha se criminalizan (incitando al asesinato de trabajadores, como ha hecho Jiménez Losantos, quien debería estar en la cárcel, por cierto) y se quieren presentar como un día libre que se toman ciertos trabajadores holgazanes.

Voy a terminar con un argumento muy sencillo dirigido a quienes siendo trabajadores, todavía piensan que la huelga es una tontería:

¿A que es lógico, aunque sólo sea por un día, no echar gasolina al coche en protesta por la subida del precio de los carburantes y  así demostrar a las petroleras nuestra fuerza como consumidores? De igual modo, cuando dejamos de trabajar por un día y aun perdiendo el sueldo, demostramos nuestra importancia como trabajadores en el sistema productivo. Expresamos claramente que somos personas, que somos importantes y que tenemos derechos legítimos. Que no se nos puede romper el lomo de esta manera porque sin nuestro trabajo, ni el sistema se mueve, ni los beneficios empresariales se generarían.

¡Vivan los derechos y aspiraciones de la ciudadanía!

Alfonso Cortés González es vicedecano de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y profesor de Comunicación de las Instituciones Públicas
www.alfonsocortes.com