El libro 'Los españoles ante el cambio' que acaba de ser editado por FAES fue preparado por Wert antes de las elecciones del 20-N, insisten a ELPLURAL.COM desde la fundación ideológica del PP. La pregunta sería entonces si ayudó al sociólogo –que aunque se iniciase políticamente en formaciones liberales en la órbita primero de AP y luego del PP contaba con un perfil público moderado como contertulio habitual en la SER o experto demoscópico en medios como El País- a la hora de entrar en el Ejecutivo de Rajoy. A pesar de ese bagaje centrista, en el Parlamento ya se ironiza sobre una posible competición entre el titular de Cultura y el de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, "por ser el ministro más duro y ultraconservador del gobierno".

Una guía para "el cambio"
Wert inició prácticamente su andadura al frente del ministerio eliminando Educación para la Ciudanía, asignatura que presentó como doctrinaria aunque para ello recurriera a un libro que no formaba parte de su temario. En cuanto a su propio programa doctrinal, el libro para FAES ofrece muchas claves. En principio se trata de una aproximación sociológica a la predisposición de los españoles para "el cambio", se supone que para el que está aplicando aceleradamente el PP al país. Pero las conclusiones y el enfoque de los estudios sociológicos están plagados de juicios de valor.

Alarmado por la intransigencia de los españoles respecto a conducir ebrio
Por ejemplo, según Wert, en España reina un "culto a la tolerancia" que "casa mal con lo que vemos por la calle". Y significativamente denuncia que "en ninguna" sociedad occidental como en España se tiende más a "admitir todo género de comportamientos moralmente controvertibles". Apoyándose en una encuesta de World Values Survey, denuncia un contraste entre la "admisibilidad de conductas de efecto trascendente e irreversible" como la eutanasia o el aborto con una "cerrada intolerancia hacia comportamientos sociales de efectos banales (como hacer ruido los fines de semana) o en la práctica, mucho más generalizados socialmente (mentir en provecho propio, copiar en los exámenes, conducir con exceso de velocidad o, la que provoca el mayor rechazo de toda la lista, conducir después de haber tomado unas copas)".

Lo "controvertido" de las escalas de valores
Juan Jesús González, sociólogo de la UNED, explica a ELPLURAL.COM que las encuestas de World Values Survey son "estandarizadas" y aceptadas académicamente, aunque con una "orientación liberal". Advierte en cualquier caso de que los juicios sobre escalas de valores son algo subjetivo y "controvertido".

Peyorativo contra lo público
La orientación liberal aparece en otros capítulos del libro, como en el de 'La crisis del Estado de bienestar', cuando Wert denuncia una menor adscripción a esta ideología entre los españoles frente a lo que él denomina peyorativamente "el síndrome estatal asistencialista, lo que otros llaman (…) el consenso socialdemócrata". Cita un estudio del International Social Survey Program, vinculado a la Universidad de Chicago –asociada en lo económico a la ofensiva ultraliberal de Reagan en los ochenta-, para sentenciar que "los valores acerca del asistencialismo en España son los más estatalistas de toda la UE y de otras economías desarrolladas tales como EEUU, Australia, Canadá…". En lugar de dar un enfoque positivo o participativo al valor de lo público -una empresa como el Canal de Isabel II que pretende privatizar el Gobierno de Esperanza Aguirre combina un servicio eficiente con más de 100 millones de beneficios anuales- Wert insiste en denunciar una "cultura del asistencialismo que prevaleció durante el franquismo" pero que también se mantiene entre los jóvenes. A partir de ahí, concluye que "ninguna reforma de los sistemas de protección social para acomodarlos a una situación más tensa (…) ha recibido de entrada las bendiciones de la opinión pública, todas han tenido algún grado de coste".

Actuaciones consumadas, como el ataque a las becas
La mayoría de los puntos que Wert presenta como problemáticos en el libro ya han sido abordados de alguna manera por su ministerio o sus compañeros de Ejecutivo, como cuando insta a la reforma educativa, arremete contra la política de aumento de becas de los gobiernos socialistas o critica las "estructuras de mini-Estados” de las Comunidades Autónomas. Lamenta asimismo la competencia entre identidad española e identidades regionales, el deterioro de la imagen de los políticos o la creciente "desidentificación religiosa" de los ciudadanos.

"Ignorancia y simpleza" en el 15-M
Mención aparte merecen sus ataques al 15-M –un movimiento muy mal visto por el presidente de FAES, José María Aznar- en el que según él, cuando se profundiza un poco, "asoma la patita una idea estatista" e incluso "un puntito soviético". Los descalifica como "una mezcla de socialismo utópico, radicalismo político y supino desconocimiento de que en la vida social las ambiciones y los recursos tienen que ir de la mano", y a todo ello "se le pueden añadir varias gotas de ignorancia y de simpleza".

Consejo maquiavélico al 'príncipe' Rajoy
En cuanto a las necesidades de reformas que él prescribe para España, Wert lanza un mensaje maquiavélico del que parece haber tomado buena nota el presidente Mariano Rajoy. Citando El Príncipe de Maquiavelo, apunta: "Es menester, pues, que el que adquiera un Estado ponga atención en los actos de rigor que le es preciso ejecutar, a ejercerlos todos de una sola vez e inmediatamente (…). Precisamente porque semejantes actos han de ejecutarse todos juntos porque ofenden menos (…); los beneficios en cambio han de hacerse poco a poco, a fin de que haya lugar para saborearlos mejor. Así, un príncipe debe, ante todas las cosas, conducirse con sus súbditos de modo que ninguna contingencia, buena o mala, le haga variar (…)". Tras haber advertido del "coste" de las reformas cuando se dirigen contra los sistemas de protección social, el ahora ministro insiste en que "el temple del gobernante se mide en estas circunstancias y Rajoy debe ser consciente de lo que le aguarda".