La red era un hervidero de reacciones al cierre esta tarde cuando el locutor de RNE Juan Ramón Lucas lanzaba una voz de alarma desde Twitter: "Es miserable celebrar que alguien se vaya al paro, así. Lo patético es que en breve él quizá lleve el mismo camino". El periodista adjuntaba un enlace a un artículo firmado por Fernando Díaz Villanueva en la web de Intereconomía y titulado 'Hasta nunca Público'.

Spots delirantes o 100 millones de muertos
El texto -difundido desde un grupo de comunicación que ha pedido dinero a sus seguidores para afrontar sus problemas económicos- está plagado de insultos y acusaciones poco afortunadas hacia el diario y la izquierda en general: "Era una versión del papel prisaico en colorines y letras extragandes adaptada para chavalines de extrema izquierda con la cabeza llena de consignas y prejuicios logsianos". Y tras criticar la campaña publicitaria que acompañó al nacimiento del diario, deja caer esta perla: " (...) a la izquierda, que está permanente indignada y en un estado virginal perpetuo, se le perdona todo. Se le han perdonado los 100 millones de muertos como para no perdonarles un spot delirante".

"Nadie, a excepción de cuatro flipados, se lo podía tomar en serio"
Y en el mismo tono, el bloquero de Intereconomía se burla diciendo que Público "era la voz de su amo más ridícula de todas las voces de su amo que en el mundo han sido", que "leerlo era sencillo, y no por las pocas letras que llevaba impresas, sino porque era regalado" o que "los domingos de manifa" se esmeraban en hacer "una portada-pancarta que luego los manifestantes elevaban orgullosos sobre sus cabezas". "Con cosas así nadie, a excepción de los cuatro flipados de siempre, se lo podía tomar en serio", insiste en sus insultos.


Última portada de la edición en papel del diario 'Público' este viernes 24 de febrero

"El que ríe el último ríe mejor"
El cierre del diario deja a este hooligan del periodismo reflexiones como esta: "Es el drama de la izquierda cultural, hace todo lo posible por hacer del mundo un lugar lleno de analfabetos y luego padece su propia creación. La utopía, al fin y al cabo, no se conquista leyendo tranquilamente el periódico en un café de la plaza como un detestable burgués, sino lanzándose sobre la yugular del capitalismo cóctel molotov en ristre para meter fuego al McDonald’s más cercano". Su conclusión destila odio: "Los que padecimos su ira lo celebramos porque, como diría mi buen amigo Gonzalo Altozano, el que ríe el último, ríe mejor". La mofa continúa con una galaría de "las mejores portadas" del diario de Mediapro que puede verse en varias noticias diferentes relacionadas con su fin, mientras que otra periodista de La Gaceta utiliza la Red para dar su "más sentido pésame" por el "fallecimiento" al Trasgo (una sección del diario de Intereconomía que recoge presuntos excesos de los medios progresista). En cualquier caso, periodistas de la casa como Antonio Jiménez (director de El Gato al Agua) se han sumado a título individual a los pesares por el fin de un periódico aunque hubieran tenido discrepancias con él.

Solidaridad desde el periodismo y la política
Además de las reacción de Lucas condenando este artículo se han producido otras de otros periodistas, como la de Anabel Díez (El País) también en Twitter: "¡¡ Qué barbaridad!!. ¿Cómo es posible escribir algo así cuando cierra un periódico?". ELPLURAL.COM se suma a los mensajes de solidaridad con los trabajadores de Público y lamenta la pérdida que supone para la pluralidad informativa, y también muestra su repulsa por las inoportunas celebraciones de determinada prensa ultra. Algunos políticos han mostrado también su pesar por el cierre. El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha escrito el siguiente twit: "Que cierre un periódico, es siempre una mala noticia; que cierre Público, es una noticia todavía peor". Mientras, el coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, ha declarado que "lamenta profundamente" el fin de la edición en papel de "una de las cabeceras más importantes y una referencia significativa para un pluralismo cada vez más reducido".