El ministro del ramo, José Manuel García-Margallo, llegó al cargo con el puesto ya ocupado en su cartera. Tenía la persona tan elegida, que a la gente de su entorno incluso les dijo que quien iba a nombrar para el puesto era “alguien a quien debo buena parte de mi nombramiento”. Y esa persona es María Claver, una periodista fundamentalmente conocida por su relación con las empresas del periodista ultra Federico Jiménez  Losantos, Libertad Digital y Es.Radio, además de con El Economista.

Una periodista adicta al régimen de Jiménez Losantos
En concreto, María Claver fue nombrada directora general de Medios y Diplomacia Pública. O lo que es lo mismo, ha pasado a ser la mano derecha de García-Margallo para sus relaciones con la prensa. Pero los diplomáticos no son cualquier cuerpo funcionarial. Y el nuevo ministro lo sabe. Como sabe que son muy endogámicos y reciben muy mal nombramientos para ‘su’ ministerio entre gente ‘ajena’.

La ministra saliente, Trini Jiménez, nombró para esa misma posición a la periodistas María Jesús García, su jefa de prensa desde que empezó a ocupar cargos políticos. En Exteriores el nombramiento causó malestar. García-Margallo decidió entonces protegerse, sin por ello renunciar a su deseo de tener a su lado a Claver. Y lo que ha hecho ha sido ‘resucitar’ la Oficina de Información Diplomática, y poner a su frente a una directora general de carrera, es decir una diplomática: Cecilia Yuste.

En los demás ministerios el cargo tiene rango de subdirector general
Yuste es una política ya de mucha experiencia. Se incorporó en 1988 a la carrera y desde entonces ha ocupado diversos cargos tanto en España como en Embajadas y organismos internacionales. Su nombramiento, pensado para ‘acallar’ a los diplomáticos, provoca, sin embargo, una situación sin precedentes en la historia del Ministerio: que haya dos personas, con rango de director general, y con la misma función.

Mas allá de la previsible colisión de competencias, lo que está despertando mucha expectación entre los periodistas que cubren este tipo de información, y los propios diplomáticos, especialmente llamativo resulta el hecho que Exteriores tenga dos directores generales ‘redundantes’. Y esto porque los demás ministerios, como se decidió durante la pasada legislatura, ocupan el cargo de relaciones con la prensa tan sólo con un rango de subdirector general.