Tres de los nombres de la cupula policial que fueron puestos en el punta de mira del PP en la pasada legislatura, Pamies ('caso Faisan'), Santano ('11-M') y Gonzalez ('Palma Arena' y 'Gürtel'), ya han sido destituidos en los primeros pasos del nuevo Ejecutivo. A la hora de designar la nueva cupula policial destacan la eleccion de nombres como Enrique Baron, hasta ahora cargo de confianza de Esperanza Aguirre y el encargado de 'limpiar' el escandalo del espionaje en la Comunidad de Madrid, que nego en la Asamblea de Madrid.

Estreno de Cosidó
Nada más asumir su puesto, el nuevo director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha destituido a la cúpula del Cuerpo, empezando por el jefe superior del País Vasco, Enrique Pamiés, imputado en el caso Faisán. En la pasada legislatura el PP, y muchas veces el propio Cosidó como portavoz de su partido en la comisión de Interior, criticó actuaciones policiales con la ayuda de medios afines. Además de Pamiés, los objetos de los principales ataques fueron el comisario general de Policía Judicial, Juan Antonio González -por investigar el caso Gürtel y el Palma Arena- y Miguel Santano, hasta ayer Comisario General de la Policía Científica -acosado porque bajo su responsabilidad durante el 11-M se desvinculó con pruebas los explosivos encontrados en los trenes de los utilizados habitualmente por ETA-. Ambos también han sido destituidos.

El hombre clave en el servicio de información
En cuanto a los pesos pesados de la nueva cúpula, Eugenio Pino Sánchez ocupará el número dos al mando de la dirección adjunta operativa, mientras que Enrique Barón Castaño asume la Comisaría General de la Información, clave entre otras cosas en la lucha antiterrorista. Barón fue jefe superior de la Policía en País Vasco y también en Madrid, cargó que abandonó en 2008 para fichar por el Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid.

El puzzle del espionaje de la Comunidad de Madrid
En julio de 2008, Francisco Granados asume la 'superconsejería' de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid y nombra a Barón como director general de Seguridad de la Comunidad, donde sustituye a Sergio Gamón, que pasa a ser jefe Seguridad de instalaciones de la Comunidad. En los mentideros políticos y periodísticos se apunta que Barón y Gamón se llevan realmente mal. En enero de 2009 salta el escándalo de los espías, que acaba con la imputación de Gamón y un daño político obvio para Aguirre, que en esos momentos luchaba por el control de Caja Madrid. A mediados de ese mismo año, Granados anuncia una reestructuración de su departamento para que "cada una de las labores que se realizan en la Comunidad en materia de seguridad" las coordinara "un solo mando único" que no era otro que Barón. Asumía entonces bajo su batuta todas las competencias en materia de seguridad del departamento de Interior del Gobierno regional.

Barón, el encargado de 'limpiar' el asunto
De hecho, Barón fue uno de los encargados de comparecer en la Asamblea de Madrid en la comisión de investigación abierta para investigar el escándalo de los espías, desde donde negó que la consejería de Interior hubiera seguido a los populares Cobo y Prada. Gamón fue imputado y tuvo que dimitir , aunque la causa fue archivada finalmente. Pero Aguirre ya había perdido la batalla de Caja Madrid y Rajoy vio reforzado su liderazgo en el partido. Granados ha sido recientemente fulminado del Gobierno regional de Aguirre (la presidenta alegó "falta de confianza") y se apunta con inisistencia a que Rajoy podría concederle algún destino. El tiempo dirá si como otros protagonistas de esta rocambolesca historia -como Prada, hoy presidente de la Comisión de Justicia del Congreso o el propio Barón- también consigue situarse en el organigrama del poder marianista.

El SUP lamenta una cúpula "politizada"
De momento, donde no ha gustado la nueva dirección es en el Sindicato Unificado de Policía (SUP) donde critican la cúpula saliente pero presentan la nueva como la peor de la democracia y "la más politizada", advirtiendo de que en los mandos del Cuerpo cundirá "el desaliento" en los próximos meses. Este sindicato, mayoritario en la policía, asegura que con estos nombramientos se lanza el mensaje de que para ascender hay que ser "mal profesional" y "tener adherencias políticas".