El dirigente político debe priorizar la lucha contra estas dos lacras. Hemos visto recientemente una campaña en la que el “tema corrupción” ha brillado por su ausencia. ¡Intolerable! Partidos con corruptos hasta debajo de la cama, ganan elecciones.

Dice Rubalcaba que se ha hecho mucho desde el Gobierno, desde la policía y desde la fiscalía para atajar la corrupción y el fraude. Es cierto. Más que nunca. Pero no es suficiente. Tiene que aparecer en el ideario de los partidos, en los programas electorales. Pero además tiene que haber iniciativas parlamentarias para evitar que los corruptos se valgan de todas las triquiñuelas posibles para ir dilatando el proceso, incluso para buscar la prescripción. Hay que evitar acusaciones falsas contra otros, para encender el ventilador que salpique la inmundicia en la casa ajena, como estratagema para esconder la propia. ¡Sí a Cristina Narbona!

Julio García-Casarrubios Sainz
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