Un aval verbal
Miembros del anterior Equipo de Economía y Hacienda han explicado que al no estar permitido por la ley, se ha tratado de un aval verbal que ha conseguido que otra entidad financiera concediera un préstamo a la Generalitat para pagar la deuda con el Deutsche Bank.
El Gobierno adelantó la partida de Hacienda
No ha sido la única actuación del Estado para hacer frente al derrumbe económico de la Comunidad Valenciana, la más endeudada de España. Hacienda adelantó las cantidades que entrega mensualmente a todas las comunidades a cuenta de la recaudación fiscal. La primera de esas partidas, que se realizan dos veces al mes como parte del sistema de financiación autonómica, debía abonarse a mediados de enero, pero se adelantó a este martes. Estuvieron en juego, otra vez, las nóminas de los funcionarios, para priorizar el pago de la deuda, pero al final se optó por pagar a los empleados públicos.
No será suficiente
Con estas maniobras de auxilio del Gobierno, la Generalitat valenciana no saldrá adelante aun. La comunidad no puede cumplir con los compromisos financieros adquiridos, ni con las nóminas de los funcionarios, el pago a los proveedores del sector farmacéutico, entre otros. Así que es previsible nuevas medidas de apoyo por parte del Ejecutivo.
La ostentación de Camps
La quiebra de la Comunidad Valenciana, cuya nota rebajó la agencia de calificación Moody's a nivel de “bono basura” en diciembre, deja en evidencia la mala gestión del expresidente Francisco Camps y su Equipo, con un marcado carácter ostentoso a través de macroproyectos cuya viabilidad ha estado en entredicho, y en algunos casos han puesto sobre la mesa presuntas irregularidades en el destino de los fondos públicos.
Trama Gürtel
Ha sido este el caso de la trama Gürtel, con adjudicaciones a dedo que tenían como finalidad favorecer a empresarios coordinados con los cabecillas de ese entramado corrupto y también a estos últimos, como fue la cobertura de la visita del Papa a Valencia en 2006, que dejó un presunto saqueo de fondos públicos.
Las torres fantasmas de Calatrava
Otro ejemplo de esa gestión desbocada fue el proyecto de las 'Torres Calatrava, el conjunto de rascacielos proyectado en los terrenos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia por el prestigioso arquitecto, cuya viabilidad fue discutida desde sus comienzos y por el que la Generalitat pagó 15 millones de euros a pesar de que las torres no llegaron nunca a construirse.
El aeropuerto de Castellón
El aeropuerto de Castellón, inaugurado por el expresidente Camps y el entonces presidente de esa Diputación, Carlos Fabra, en marzo pasado, sin que tuvieran siquiera los permisos de vuelo y que aún no está operativo a pesar de ser un salidero continuo de fondos públicos, es otro de los casos conocidos. En octubre de 2010, el diario británico The Telegraph lo puso como ejemplo de "derroche" de dinero público en megaproyectos que pululan por el paisaje español.
Los elefantes blancos del boom español
El reportaje, que se titulaba: “Spain's white elephants: how country's airports lie empty” (Los elefantes blancos españoles: cómo los aeropuertos regionales permanecen vacíos) contaba que el aeródromo costó 150 millones de euros, y su torre de control "no ha guiado el aterrizaje de ningún avión". "Elefantes blancos que ensucian el paisaje español, megaproyectos a menudo financiados por dinero público que han ayudado a conducir a España hacia el boom”, afirmaba el periódico británico.
La quiebra de la CAM y el Banco de Valencia
El ejemplo más reciente de la mala gestión del PP en la Comunidad Valenciana ha sido la crisis de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y del Banco de Valencia. Como explicó ELPLURAL.COM en su momento, las causas del hundimiento de ambas entidades, que concluyó con la intervención del Banco de España y la inyección de dinero público, están en el modelo de control político impuesto por el Partido Popular.
El modelo político del PP en la comunidad
El PP se armó con el Instituto Valenciano de Finanzas, para controlar esas entidades bancarias. A través de ese organismo público, la Generalitat imponía sus planes con la financiación de la CAM y el Banco de Valencia. Así lo hizo con sus macroproyectos del parque temático de Benidorm Terra Mítica, la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, la Ciudad de la Luz en Alicante, o la sociedad que explota el circuito de Fórmula 1.
