La presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, Emelina Fernández, habla para El Correo de Andalucía en una entrevista en la que se muestra firme defensora de las cadenas públicas y de los órganos de control externos en democracia.

Política y medios
-Las peleas políticas son constantes en el Audiovisual, incluso su designación fue polémica. ¿No le resta credibilidad y utilidad que se hable solo de eso?

-Se hablaba. Tuvo una situación delicada pero de eso hace ya años y me sorprende que me pregunten aún. Que haya diferentes posiciones en un órgano colegiado es muy sano para conseguir el objetivo común de ser útiles a la ciudadanía. Todas las discrepancias se pueden resolver con diálogo si se tiene claro el objetivo final.

-Pero ¿diría que en el día a día hay más interés por sacar propuestas que por hacer política?

-Absolutamente. En lo importante, en que el Consejo sea útil, hay un consenso. En lo que se discrepa es en qué medidas se adoptan o qué camino se coge para alcanzar ese objetivo.

Rechazo al control político
-Acaban de pasar las elecciones municipales y próximamente habrá andaluzas. El control de la información electoral es rechazado por los profesionales. ¿Se abusa de dirigir la información política en detrimento de criterios periodísticos?

-Sé que es una reivindicación y la respeto, pero el Consejo no tiene competencias en periodo electoral y creo que es bueno respetar los criterios de los órganos competentes. La Junta Electoral los ha dado y hay que cumplirlos.

Labor profesional
-Como órgano que analiza los contenidos y la labor de los periodistas, ¿qué opinión tiene?

-Yo tengo un grandísimo respeto por la labor de los profesionales. Pero hay veces que el encorsetamiento al que parece que está sometida la información es un mal menor.

-Con la violencia de género el Gobierno ha propuesto también controlar el tiempo de las noticias. ¿No ve un abuso de regulaciones impuestas en vez de potenciar la formación de los periodistas o la autorregulación?

-Los códigos de autorregulación no han funcionado lo bien que debían. A mí me gustaría en esta etapa fomentar los códigos de autorregulación porque entonces nosotros tenemos la capacidad de vigilar y, en caso de que no se cumpla, sancionar. Ese es uno de los caminos pero el otro es marcar también las limitaciones. Por ejemplo, con los menores se ha visto claramente que o se regulaban los contenidos en el periodo de tiempo donde la inmensa mayoría de los que están viendo la televisión son menores o por la vía de la autorregulación no funcionaba. Al final ha habido que regularlo. Está bien la autorregulación pero hay veces que hay que delimitar el campo en el que no se pueden hacer ciertas cosas.

Regulación de los medios
-¿Y por qué falla la autorregulación, falta sensibilidad o se imponen las audiencias?

-Los factores son muchos. A veces se debe al recurso fácil, otras a la cuenta de resultados.

-Con la crisis y la necesidad de austeridad, se mira de reojo a las televisiones autonómicas, como a los órganos de control.

-La televisión es un instrumento imprescindible para coadyuvar la educación de la ciudadanía y fomentar valores. Creo además que las televisiones autonómicas responden a la misma composición del Estado de las Autonomías. Una televisión central no puede trasladar la complejidad que tiene España. El Estado de las Autonomías necesita ese instrumento, otra cosa es cómo se gestione. Las televisiones autonómicas están en un proceso de readaptación a un mapa general que ha dado la TDT. La fragmentación de la audiencia es una realidad. Antes, tener un 20% de share era normal y ahora lo será un 10%, que antes era una televisión casi marginal. ¿Qué es lo que hay que hacer? Dimensionar las televisiones públicas. Dada esa realidad, hacer una dimensión apropiada al tamaño de la autonomía. No es lo mismo una televisión en Madrid o Andalucía, no ocupan el mismo territorio, no pueden compararse sus presupuestos. Y sus audiencias hay que compararlas relativamente. Hoy que Canal Sur tenga un 11% está en la media.

Redimensión del ente público
-¿A qué se refiere con redimensionar? ¿Cree que al albur del Estado autonómico hubo mucha alegría con las televisiones que ahora toca recortar?

-Lo que no se puede olvidar es el fin, pero redimensionar puede ser que no haya terceros o cuartos canales, que no se tienda a una política de expansión. Pero las televisiones públicas son necesarias y rechazo lo de la competencia desleal, desde que se crearon la ley marca su forma de financiación.

-O sea que no es partidaria de imitar el modelo de TVE.

-Es que las televisiones autonómicas no tienen capacidad para ir a la fuente de financiación a la que ha ido TVE, que pide a las privadas, a las teleco y a las que emiten en codificado un porcentaje. Esa posibilidad la tiene el Estado pero no las comunidades.

-¿Y en cuanto a los órganos de control?

-Ninguna democracia, y mucho menos la nuestra que es bastante joven, está lo suficientemente asentada como para creerse invulnerable a un deterioro. Los órganos de control, y más ahora que la sociedad está reclamando trasparencia, es precisamente lo último en lo que se debe de pensar para suprimir. Primero por el coste, porque el Audiovisual supone para el Presupuesto el 0,02%. Después por su función. La televisión se ve cuatro horas de media por persona y día. Que no exista ningún control de lo que se emite me parecería una dejación de las funciones del poder político. Hace mucho tiempo que los países democráticos tienen estas figuras de control. EEUU y toda Europa las tienen, porque han visto que es mejor que una institución al margen del gobierno vigile y sancione a que lo haga el propio gobierno, es más independiente.

Labor informativa
-¿Defiende que la cadena pública andaluza cumple su labor?

-No es lo mismo hablar de gustos que de programas que contribuyan a que la sociedad esté cargada de valores e informada. En los informativos hay pluralismo y nuestro informe lo demuestra. A mí me gustan programas que no son los que más audiencia tienen.

-Pero me refiero más a si cumple el objetivo que se le presupone de transmitir valores.

-Las programaciones tienen que responder a muchos objetivos y tienen muchos condicionantes. Andalucía es una sociedad que va desde personas con estudios muy bajos a intelectuales. Tú no puedes satisfacer a los dos con el mismo programa. En ese amplísimo arco hacer una programación equilibrada para toda la sociedad es muy difícil y siempre habrá alguien que cuando se ponga algo específico para un grupo dirá que no le gusta. Ahora, los principios generales yo creo que sí los cumple.

Televisiones locales y propaganda
-¿Y las locales, que suelen ser las peor paradas en pluralismo y las más sancionadas por incumplir el horario infantil?

-Es una televisión de proximidad que si está bien dimensionada también responde a un objetivo. Si no se dispara en un presupuesto absolutamente desproporcionado, ¿por qué no? Todo depende de si el objetivo que se pretende está bien medido con los fondos públicos que se destinan.

-¿Se usan mucho como propaganda del alcalde de turno?

-Hay un poco. En el informe de pluralismo se ve que tienen presencia muy mayoritaria los gobernantes locales. Hay que mejorar esa presencia para que no predomine de esa manera tan clara.

-¿Cuáles son las quejas recurrentes que les llegan?

-Hay dos. Una es la protección de los menores. Los padres están preocupados por la educación de sus hijos. Nosotros queremos hacer una campaña de alfabetización mediática para que los niños aprendan a ver la televisión, en colaboración con las autoridades escolares. Ahora ya que la pornografía en abierto ha desaparecido, los padres están muy preocupados por el nivel de violencia, incluso verbal, de los programas. Y después también hay muchas por la falta de pluralismo.