Durante la larga campaña que el actual alcalde del PP, José María García Urbano, protagonizó en Estepona, una de las ideas fuerza que pregonaba insistentemente era que iba a normalizar la situación política local. Una ciudad que entre los gobiernos anteriores del gilismo y el de imputados en la operación Astapa, no había parado de tener convulsiones necesitaba una equidistancia política, una limpieza del entorno político.

Falsa regeneración, dudosa austeridad
La regeneración fue una de las bazas del candidato de la derecha y el distanciamiento de los gilistas era solo un paso. Tras la constitución y puesta en marcha del nuevo gobierno, se está demostrando que la cercanía al gilismo imperante no solo era un aviso de la actual oposición, sino un hecho más que cierto, algo evidente a tenos de los nombramientos que el alcalde notario está efectuando. En poco tiempo el PP local ha demostrado que tanto la regeneración como la austeridad prometida, eran falsas promesas que se han encargado de incumplir en un tiempo récord.

Fichajes de gilistas
La realidad es que tal y como informa hoy un reportaje de El País, en su edición andaluza, el regidor del PP está incorporando a antiguos gilistas con larga trayectoria en el PP en sus quehaceres de gobierno, bien como cargos de confianza o utilizándolos como asesores sin remuneración. Dos de ellos han sido situados al frente de los medios de comunicación locales y dependiendo directamente de la alcaldía. Se trata de José Gerez, uno de los siete asesores municipales con mayor rango salarial -47.700 euros brutos al año-, y de José Lozano Ferreiro, adscrito a la alcaldía según un decreto de 14 de junio de 2011, y con un sueldo bruto anual de 42.500 euros.

Antiguos concejales
Gerez, coordinador de Economía y Hacienda con el GIL, figuró en la lista del PP en 2007 pero renunció días antes de que se proclamaran por una polémica con un artículo de opinión por el que le tildaron de machista. Tiene una condena del Tribunal de Cuentas por alcance contable, aunque piensa recurrir la decisión después de que un juzgado de instrucción no haya apreciado indicios de delito en el caso. José Lozano Ferreiro, último miembro de la candidatura gilista en 1999, ha sido concejal del PP y ocupó el penúltimo puesto en la lista popular en las últimas elecciones municipales.

Habilitan despacho
Otro de los exgilistas que a los García Urbano ha relanzado es Lorenzo Guerra. El 22 de junio, el alcalde firmó un decreto para que se le habilitara un despacho para desempeñar su trabajo como médico del gabinete geriátrico municipal. Fuentes municipales aseguran que Guerra ejerce en la práctica como director de área de Bienestar Social. "Decide sobre todo lo que se hace", mantienen.

Procedente de Manilva
Según el decreto municipal, se le ha adjudicado un "espacio físico" para que pueda ejercer el trabajo propio de su categoría. García Urbano también ha adoptado esta decisión con la promesa de que Guerra retirará el pleito que había interpuesto contra el Ayuntamiento para que le devolvieran su puesto como médico del gabinete geriátrico tras incorporarse de una excedencia en la que se había dedicado a la política. En la última legislatura fue concejal del PP y presidente del partido en el municipio vecino de Manilva. El Gobierno del Ayuntamiento esteponero niega que Guerra sea uno de sus fichajes, ya que es personal laboral del Ayuntamiento desde 1989, aunque estuviera en excedencia entre 1995 y 2010.

Comité de Sabios a su medida
El cuarto exgilista recuperado es José López Vázquez. Es uno de los miembros de un comité de sabios creado por García Urbano para debatir los problemas de la ciudad y cuyos integrantes no perciben remuneración alguna. "López forma parte del equipo, al igual que otras 19 personas con diferentes ideologías políticas, entre ellos militantes socialistas", detallan desde la alcaldía. "Su labor es hacer sugerencias y opinar sobre la gestión municipal, por lo tanto, va contra la filosofía de esta iniciativa el coartar o excluir a personas por sus ideologías políticas pasadas o presentes", añaden.

Del GIL al PP
Guerra y López se encontraban entre los siete concejales gilistas que en octubre de 2001 se afiliaron al PP para presentar una moción de censura que granjeó la alcaldía a los populares en Estepona. Su gestión en el GIL, muy defendida por el PP entonces, se puso en cuestión a raíz de un informe de intervención de 1999 que denunciaba el cobro de comisiones por coordinar sociedades municipales "que no funcionaron nunca".