El Partido Popular andaluz y su líder, Javier Arenas, se han metido en un lío sin necesidad alguna y de manera ingenua. El culebrón de la declaración de renta del dirigente popular amenaza con convertirse en un lema-arma de campaña que la izquierda refregará en la misma cara de la derecha desde ahora hasta el mismo 4 de Marzo, posible fecha de las elecciones autonómicas.

Si en los tiempos que corren recibir dos grandes sueldos procedentes de fondos públicos puede parecer muy poco estético, más grotesco es cuando además el líder del PP-A se ha erigido en el campeón de la austeridad. Como dice el coordinador de IU en Andalucía, Diego Valderas, el salario de Arenas en nada se ajusta a la austeridad que pregona:"Tiene el salario más alto, el más grande y el menos ajustado a una política de austeridad de todos los dirigentes" de Andalucía. Valderas critica que "el señor Arenas se nos presente con un salario propio de banqueros" y estima que el presidente del PP regional del PP puede estar percibiendo un salario bruto de más de 150.000 euros. Arenas además de ser el "campeón de las derrotas" de habría convertido también en el "campeón de los salarios" en la política andaluza.

Pero en realidad el problema de Javier Arenas no es lo que gana o deja de ganar, sino lo que sobre este asunto ha dicho o ha dejado traslucir. Durante años el de Olvera ha presumido de ganar menos que el Presidente de la Junta, lo cual ha quedado demostrado que es incierto, antes con Chaves y ahora con Griñán. Él solito recibe una retribución más alta que la de Griñán. Pero el candidato del PP dijo otra cosa. Y ese es su gran problema, no lo que le pagan sino lo que larga cuando insinuó que no cobraba del partido. Se vista como se vista, se maquille como se maquille, los 54.000 euros que anualmente recibe del PP no solo es un sueldo, sino un sueldazo. Y en eso también a Arenas habló demasiado y ahora le pasan y le seguirán pasando factura.

El PP andaluz ha sido ingenuo. A su electorado, el hecho de que Arenas haya ingresado en el selecto club de quienes superan la cota de emolumentos de 100.000 euros netos al año, realmente le trae al pairo. Pero no tanto que mienta, que oculte o que juegue con medias verdades. Si hubiera hecho como su compañera De Cospedal, aguantar el tipo, capear el vendaval y defenderse alegando que “trabaja mucho”, si no hubiera mareado la perdiz, retrasado la información y hubiera dado la cara, este asunto de la declaración de la renta, hubiera pasado sin pena ni gloria y no le hubiera estallado en la cara. A partir de ahora parece que le espera todo un sendero plagado de duros y afilados ataques por este asunto.

Y por último a Arenas le perdió su carácter altanero, su orgullo y su ausencia de modestia. Y de nuevo la lengua. Lo peor de este affaire procede del día en el que el Parlamento andaluz, Griñán le dio un directo al mentón que lo dejó groggy -y todavía camina sonado- cuando el presidente entregó a la mesa del Parlamento sus tres últimas declaraciones de la renta. Un golpe de efecto que Arenas no supo responder más que con una torpe maniobra marxista -de los hermanos, no de Don Carlos- consistente en responder que él, más chulo que nadie, iría más lejos en una supuesta transparencia de sus cuentas. Ahí está el meollo de la cuestión. Arenas no puede o no quiere hacer públicas sus declaraciones de la renta. Griñán sí. ¿Por qué? La ridiculez y parodia de irse al despacho de un notario amigo -y además miembro del PP- para hacer público un papel sustitutivo en vez de la declaración oficial de renta, estropea mucho más el patético escenario del culebrón.

A la soberbia parlamentaria ante Griñán de y yo más que tú, a los "dos huevos duros más” de los hermanos Marx escenificado por Arenas en la Cámara andaluza, los socialistas le han respondido con otra frase de Groucho: "Más madera, es la guerra"... más que madera será leña la que le espera con esta metedura de pata al líder popular

* Juan Luis Valenzuela es Coordinador de ELPLURAL.COM en Andalucía