Reproducimos por su interés la columna de Escolar.

Quiebra total
Las cifras, por aclararnos. La deuda del Gobierno de Castilla-La Mancha es del 16,5% de su PIB: 5.819 millones de euros al cierre de 2010, según el Banco de España. Si tuviesen que repartir la factura a escote entre todos los castellano-manchegos, tocarían a 2.848 euros por cabeza. Parecen unas cifras imposibles de superar hasta que se viaja un poco. Hacia el este, por ejemplo. La Comunidad Valenciana debe 17.600 millones de euros, un 17,2% de su PIB (récord nacional). Son 3.500 euros por barba. ¿La diferencia entre ambas autonomías? Cuesta encontrarlas, aunque todo depende de quién mire. A ojos del Partido Popular, Castilla-La Mancha está “en quiebra total” y no puede garantizar siquiera las nóminas de sus funcionarios por culpa del despilfarro y del enchufismo socialista. La Comunidad Valenciana, mientras tanto, es un ejemplo de buena gestión y de las cosas bien hechas donde todos los problemas, si es que hay alguno, son de la exclusiva responsabilidad de Zapatero, y no de Francisco Camps y sus amiguitos del alma.




Una vez más, la doble vara de medir es evidente. Casi tanto como la táctica del PP, que se ve clara: minimizar el deterioro de las cuentas públicas allí donde gobiernan, exagerar los agujeros allá donde antes gobernaba el PSOE. Pagar el coste político de los ajustes del déficit a cuenta del ya mermado crédito de los socialistas. En la Comunidad Valenciana, los recortes serán culpa de Zapatero; en Castilla-La Mancha, serán culpa de Barreda y de la herencia recibida. El PP es irresponsable, y no sólo porque no asumirá responsabilidad alguna. También porque es de una irresponsabilidad extrema hablar de oídas de “quiebra total” cuando España está en examen permanente por parte de los mercados