Cuando en 2014 Mark Zuckerberg dio el paso para que Facebook se hiciera con WhatsApp, sabía que ésta, siendo entonces –y ahora más- la aplicación de mensajería instantánea con más usuarios del mundo, no generaba el dinero que se espera de una compañía con sus números.

El aval para apostar por la app del teléfono verde también se justificaba en el hecho de que, a pesar de la competencia surgida en este tiempo, nadie le había podido hacer sombra. La más importante es Telegram, si bien sus cifras –no hablamos de cuál es mejor- están a años luz de WhatsApp (100 millones de usuarios la primera frente a los más de 1.200 millones la segunda).

Los mencionados son factores más que poderosos para que le echara el ojo. Al fin y al cabo, pensaría que disponer del nicho de mercado que abarca WhatsApp, redundaría en eso que busca cualquier compañía, es decir, beneficio económico, al margen de esas campañas filantrópicas de las que tanto presume Zuckerberg.

Pasado el tiempo las cosas parece que no van como esperaba el gurú de Facebook quien, por cierto, ya tenía su Messenger.

Monetizar, sí o sí

Muchos siguen preguntándose ¿cómo es posible que una herramienta con más de 1.200 millones de usuarios no dé dinero?

Este año 2017 está siendo el de los cambios en WhatsApp y, en medio de videollamadas, emojis o filtros para la cámara, la dirección de la empresa desliza de cuando en cuando algunas opciones para que suene la máquina registradora.

Desde la posibilidad de que incluya publicidad, hasta el convertir la aplicación en monedero (algo bastante lógico en estos tiempos que corren).

No hay una decisión adoptada, aunque el objetivo –insistimos en que hablamos de una compañía- sigue siendo el de generar peculio.

Para sacarnos de dudas y comprobar que ese fin lo tienen sus directivos entre ceja y ceja, en las últimas horas ha lanzado varias ofertas de trabajo para su central estadounidense.

Lo ha hecho en su blog y de los puestos que ofrece (y que puedes consultar en este enlace) llama la atención el de Gerente de producto. Monetización cuyo objetivo, según explica la empresa, es el de “liderar el desarrollo de productos para nuestros esfuerzos de monetización”.

Consecuencias

La búsqueda de alguien para cubrir este cargo se interpreta por muchos como la constatación de que Facebook y su equipo no han podido exprimir la aplicación para hacerla rentable y que redunde en la cuenta de resultados de la compañía.

No hay que olvidar que los esfuerzos desde que la adquirieron hace tres años y medio no han sido pocos. Desde la seguridad, uno de los grandes ‘debes’ de la app, hasta el diseño y nuevas funcionalidades, todos estos desarrollos también tienen su coste.

Ahora da la impresión de que WhatsApp quiere dar dinero. Por el momento todo lo realizado no ha dado sus frutos, de ahí que podamos empezar a preguntarnos si sus responsables darán marcha atrás (no sería la primera vez) a una de las decisiones adoptadas en enero del año pasado: su gratuidad definitiva.

Siendo justos, no hay nada definitivo que lleve a pensar en la posibilidad de que la aplicación vuelva a ser de pago.

No obstante, si el nuevo Product Manager no consigue las metas de la monetización, pocas opciones le quedarán a Zuckerberg y los suyos para sacar dinero a un WhatsApp gratuito.