A muchos, en especial a los políticos, se les llena la boca a la hora de hablar del aceite que se produce aquí como uno de los mejores embajadores de la ‘Marca España’. Más allá de consideraciones relacionadas con la comunicación estratégica de los representantes de la res publica, la afirmación es veraz y comprobable, sobre todo en el exterior. La aseveración, sin embargo, choca con la realidad que desgrana José García Gajón, un joven emprendedor de 29 años que tiene claro que aunque aquí se consume mucho este producto, “la cultura del aceite es mayor en otros lugares... digamos que nosotros no lo apreciamos tanto”. En ferias y otros eventos en el extranjero, “observas de qué manera lo evalúan y valoran”.

Podría aplicarse aquello que tan bien describe el refranero patrio de que ‘en casa del herrero...’. Él lo asegura con conocimiento porque, a pesar de su juventud, ahora mismo, tras dejar su trabajo en una consultoría en Madrid, ha vuelto a sus orígenes en el pueblo oscense del Alto Aragón de Villanueva de Sigena.

La localidad donde “nació Miguel Servet”, como se apresura a recordar, al margen de por su ilustre hijo y por la polémica desatada debido al contencioso con Cataluña por el patrimonio histórico, ahora es también conocida por ‘Cata de Oro’, la marca de un aceite que, según los entendidos, otorga sentido a la expresión oro líquido.

Dos variedades

La creó hace tres años. Su leitmotiv son las variedades de olivas de las que extrae el aceite. Una de ellas ha supuesto su recuperación. Se trata de la Royeta de Asque, la que puede ser considerada su fuente estrella; la otra es la Arbequina. En ambos casos, como reconoce, “las condiciones de esta zona situada en la comarca de los Monegros le dan lo necesario para su alta calidad y diferenciación”. 

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Su historia, como la de su marca ‘Cata de oro’, es la de un emprendedor, amante de la naturaleza –“desde el principio hasta el final del proceso, tratamos de ser lo más ecológicos posibles”- y de la tierra en la que su familia se ha dedicado durante décadas al olivo y a la agricultura. “Aunque no tenemos la certificación ecológica, cualquier fase en el proceso de producción nos servimos de material respetuoso con el medio ambiente”, al fin y al cabo aclara, “donde nosotros producimos es uno de los parajes naturales más importantes de Europa, de ahí que la sostenibilidad sea fundamental”.

"Costó cambiarles el chip"

A la hora de crear su propia empresa, José García Gajón ha tenido los mismos frentes que otros emprendedores. Aunque se pudiera pensar que estaba todo hecho al utilizar las tierras de su familia, nada más lejos de la realidad. “Vi oportunidad de negocio cambiando la estructura de la empresa, creando una marca”. 

‘Cata de oro’ es un proyecto muy preparado, con tres años y medio a la espalda antes de ponerlo en marcha, con muchos estudios de mercado; con los análisis agrónomos correspondientes para poder producir un aceite de categoría superior. Y todo, como revela su fundador, con el hándicap de desarrollarlo sobre las tierras en las que se basa la economía de su familia. “Costó un poquito cambiarles el ‘chip’. Se lo comenté y me dijeron adelante, pero creo que pensaron que era un pequeño proyecto”.

No obstante, cuando empezaron a comprobar que no se trataba de un capricho del joven que regresa al pueblo, sino que “ven que te involucras, que empiezas a moverte, que haces una estructura de empresa, un plan de negocio, que contactas con organismos e instituciones, entonces dijeron ‘éste va en serio’”. Y tanto.

Reconocimiento internacional

Con poco más de un año de comercialización, ‘Cata de oro’ se ha hecho con uno de los premios más importantes del sector a nivel mundial, Los Angeles International Extra Virgin Oil Competition, un evento en el que la variedad autóctona, Royeta de Asque, logró la medalla de oro en la categoría Olive Branch, así como otra de bronce.

 

Detrás de este proyecto emprendedor y sostenible, como reconoce su ‘ideólogo’, hay “mucha investigación”, lo que ha permitido analizar todos los aspectos de una variedad autóctona de esta zona de Aragón y “único en España”. El resultado es, dice con orgullo, un aceite que se diferencia del resto en “su frescura y aroma” y que, al final, “te alegra la boca”.

‘Cata de oro’, y esa es una de sus características como proyecto empresarial, nació para el mercado internacional y, a la vista de los resultados, parece que ha sido un acierto. A pesar de ello, su impulsor aunque se pregunta “para qué otro aceite en España”, no esconde su objetivo de abrirlo también al mercado nacional. “Ahora Aragón es el gran desconocido para el resto del país. Tenemos mucho que mostrar y dar a conocer” y el nuevo ‘oro líquido’ que sale del pequeño pueblo oscense de Villanueva de Sigena es un buen embajador para cambiar las tornas.