Se comentaba y rumoreaba (y desde esta sección informábamos de ello) que algo tramaban los responsables de Uber y, en las últimas horas, se ha confirmado para muchos y ha descubierto para otros cuál va a ser el próximo intento de la startup más multimillonaria del planeta. La app acaba de firmar un acuerdo de colaboración con la empresa brasileña Embraer, dedicada a la fabricación de aviones. ¿Lo has pillado ya? En efecto, Uber desarrollará gracias a este convenio miniaviones, aerotaxis, pequeñas aeronaves -o como quieras llamarlo- elétricas para su uso en las ciudades.

Con seguridad, la circunstancia de que la aplicación dedicada al transporte por carretera de personas (y otras opciones en algunos países) habrá quien la observe desde la perspectiva de la tranquilidad que aporta el volar, frente a los graves problemas que la empresa ha tenido desde su puesta en marcha en la gran mayoría de naciones a las que ha llegado.

Sea como fuere, tal y como explica a través de en un comunicado Embraer -la tercera mayor fabricante de aviones comerciales del mundo-, la asociación con Uber permitirá la creación de "pequeños vehículos eléctricos con despegue y aterrizaje vertical".

Ciudades congestionadas

En este sentido, la compañía brasileña asegura en palabras de Antonio Campello, director de Innovación Corporativa, que "compartimos la visión de que la situación del transporte en regiones urbanas congestionadas está preparada para soluciones innovadoras, con aviación bajo demanda".  

Por su parte, desde Uber, su director de Ingeniería de Aviación, Mark Moore, alude a su "conocimiento de certificación de aeronave con tecnología 'fly-by-wire' (controlado por comandos eléctricos) y la confianza en que harán esa tecnología accesible a aeronaves mucho menores es un ingrediente esencial para nuestro éxito", a la hora de justificar la firma del acuerdo.

Ya hay, incluso, fecha para que los llamados taxis aéreos sean una realidad. Sería en el año 2020 y Dallas, la ciudad estadounidense donde se ha dado a conocer la rúbrica entre ambas compañías, una de las dos ciudades en las que empezarían a funcionar. Esta opción del Uber volador la adelantó El Telescopio hace algunas semanas, con el fichaje de un ex ingeniero de la NASA y antes, a finales de 2016,

Una trayectoria polémica

Este anuncio de Uber se traduce en un nuevo intento de la startup unicornio (empresas de base tecnológica que superan los 1.000 millones de dólares de valoración sin haber salido a bolsa) de monetizar la elevadísima inversión que en ella han realizado algunas de las multinacionales más importantes del sector.

En un primer momento, y a pesar de que se había advertido en algunos lugares acerca de los problemas con los que se podría encontrar la aplicación en muchos países, su llegada se observó como un nuevo golpe a los modelos tradicionales de transporte de personas por parte de las nuevas tecnologías. 

Sin embargo, la realidad fue muy diferente, casi tanto como la fuerza que conserva el gremio del taxi en todo el mundo. A medida que Uber llegaba a un país o capital importante del planeta, el sector de los profesionales del volante protestaban, llegando en algunos casos a verse situaciones de violencia. 

Tras este primer fiasco, lo ha venido intentando en los últimos meses con otras variantes. A pesar de los problemas, lo que es evidente es que esta startup tiene algo porque si no pocos se explican su éxito a la hora de captar inversores. Sin ir más lejos, a mediados del pasado año se sumó a su multimillonaria cuenta, elevándola hasta casi los 70.000 millones de dólares, alguno de Arabia Saudí. Quizás esto de los aerotaxis era el as en la manga. El tiempo lo dirá.