Este lunes, los alrededores de la estación de Atocha se convirtieron en un paisaje alienígena donde arañas gigantes y naves espaciales campaban a sus anchas. La mayoría de madrileños no se percató, pero aquellos que pudieron asistir a la presentación de PlayStation de sus nuevas aportaciones al mundo de la Realidad Virtual sí vieron cambiar su entorno de una manera casi mágica.

Hablamos de Farpoint y StarBlood Arena, dos juegos que suponen un paso de gigante en el mundo de la Realidad Virtual, que sigue deparando sorpresas cuando ya nos habíamos acostumbrado a las PlayStation VR, las gafas de Realidad Virtual de Sony.

El primero de ellos, Farpoint, que estará disponible el 17 de mayo, fue presentado por Randy Nolta, co-fundador del estudio Impulse Gear, que firma la obra. Los presentes pudieron jugar con el propio Nolta y trasladarse al planeta alienígena en el que se desarrolla la acción. Sus principales bazas, el mando-pistola PS VR Aim Controller, y su modo cooperativo.


Presentación de Farpoint y Starblood Arena.

El mando no parece, a primera vista, una gran revolución, pues integra los periféricos de PlayStation Move en una funda de plástico con forma de fusil de asalto, algo que ya estaba disponible en periféricos exteriores. Sin embargo, su forma y la cantidad de controles accesibles que integra disparan la inmersión del jugador, junto a la implementación de controles gestuales: como dejar el fusil sobre un contenedor de armas, o echar las manos a la espalda para cambiar el tipo de arma con el que queremos combatir.

Otra de las grandes sensaciones es la de luchar mano a mano con un segundo jugador. Algo que a priori parece básico y aceptado ya, pero que causa una gran impresión cuando a un palmo de ti ves a otro personaje que realiza movimientos humanos y no de inteligencia artificial y al que puedes oír en 3D gracias a los auriculares.

La otra obra que se pudo probar fue StarBlood Arena, de White Moon Dreams, estudio representado por el diseñador Dave Lee. Hablamos de un juego de combate con naves en el que varios jugadores luchan todos contra todos. Pese al realismo de su sistema de manejo, que a primera vista parece complicado, pero enseguida se vuelve intuitivo, el juego tiene un aire divertido y cómico, con personajes que recuerdan a las batallas de Crash Team Racing.

En definitiva, dos juegos que ofrecen una interesante variedad y aportación a lo que hasta ahora nos había acostumbrado el sistema VR, con juegos más estáticos basados en la conducción. Y que sobre todo desarrollan la baza del multijugador, justificado con la venta de casi un millón de unidades de VR en pocos meses, en un sistema cuyo único lastre era la práctica ausencia de esta modalidad.