Con seguridad, cuando Facebook adquirió WhatsApp en 2014 en su punto de mira estaban las posibilidades de monetización de la aplicación más utilizada del planeta. El desembolso de casi 22.000 millones de dólares por parte de la compañía de Mark Zuckerberg no respondía a razones humanitarias, sino a estrategia económica pura y dura.

WhatsApp arrasa entre las apps de mensajería instantánea, pero no consigue dar el salto desde el punto de vista de beneficios. Al fin y al cabo, una plataforma de este calibre tiene que ver reflejados sus 1.300 millones de usuarios en la cuenta de resultados.

Uno de los intentos para empezar a lograr ese objetivo fue el rumor –en esto de la tecnología los ‘chismes’ suelen ser antesala de noticia- de que todo el mundo debería pagar por usar la aplicación. Sin embargo, hace poco más de un año, en el blog de la propia compañía anunciaron la gratuidad para siempre.

Publicidad, sí pero no

Ahora parece que se habla –otro rumor- del nuevo intento de WhatsApp para convertir su mil millonario número de usuarios en dinero vía publicidad. En realidad, no se trataría de publicidad pura y dura, al fin y al cabo esto supondría romper uno de sus ‘principios’ fundacionales.

Según aparece en algunos medios extranjeros, lo que está haciendo la plataforma de Zuckerberg es buscar y analizar diferentes alternativas para ofrecer a las empresas y, de este modo, exprimir el enorme potencial económico del que dispone. Se habla, tanto de la opción de vender y comprar productos a través de la compañía, como de plantear otras posibilidades.

En El Telescopio ya auguramos hace más de un año lo que ahora parece que se va a hacer realidad más pronto que tarde. Entonces asegurábamos que uno de los objetivos será hacer de la plataforma de mensajería, una especie de canal de comunicación entre las empresas y los consumidores.

Como el SMS

A la vista de lo conocido en las últimas horas, esta afirmación está camino de confirmarse, de manera que muchas compañías optarán por utilizar la plataforma para advertir a sus clientes de alguna incidencia o de que el paquete que estaban esperando ya está disponible.

Al margen de lo anterior, que es una evolución lógica de WhatsApp para ser rentable, no tardaremos en comprobar como algunas empresas utilizarán la red de mensajería para lanzar comunicaciones a sus trabajadores. Ahora ya se hace, pero sin pasar por caja.

Cabe subrayar que todos los movimientos realizados y publicitados para hacer más segura la aplicación respondían a lo que ahora se va conociendo y lo que seguirá a medio plazo, a lo que hay que añadir el varapalo de las autoridades europeas e internas de algunos países al ‘intercambio’ de datos entre las diferentes redes que forman parte del imperio Zuckerberg.

Mientras tanto, WhatsApp continuará con sus novedades de cara al usuario porque, al final, él es el gran filón que ‘vender’ a las empresas. Eso sí, ojo al final próximo que se vislumbra al sempiterno SMS.