Cuando en 2011 la universidad de Stanford lanzó su primer MOOC [Massive Open Online Course o curso masivo abierto online], nadie esperaba que el crecimiento de este modelo formativo fuera incluso superior al de Facebook. Pero en solo cinco años, más de 35 millones de personas en el mundo participan o han participado en uno de ellos [a 31 de diciembre de 2015].

Más de 500 universidades ofrecen sus titulaciones a través de plataformas como Miríada X, la primera del sector en habla no inglesa. Esta iniciativa conjunta de Telefónica Educación Digital y Banco Santander a través de Universia, acaba de presentar un informe que pone de manifiesto que las tres principales áreas de educación online son: conocimiento tecnológico, negocio y crecimiento personal.

Por temas, los más atractivos de 2016 son Programación, Big Data, nutrición y marketing digital, según los autores del informe, que analiza las tendencias entre sus más de 2.7 millones de alumnos registrados, el 60 por ciento de los cuales son iberoamericanos.

El éxito de estos cursos online se refleja en la satisfacción de los participantes. Más del 93 de los alumnos de Miríada X recomendarían los cursos que han hecho y más del 90 por ciento están dispuestos a realizar nuevos cursos en el formato MOOC.

Los MOOC se consideran una excelente opción para acceder a formación de calidad, certificada por universidades de prestigio, a precio muy bajo o de forma gratuita. Algo que se ha convertido en una prioridad para muchos estudiantes. La actual campaña electoral en Estados Unidos ha sido escenario de un encendido debate sobre el coste de la educación superior y la deuda de los universitarios. Hillary Clinton ha propuesto un plan para reducir el importe de las matrículas a través de un modelo de subsidio público a las facultades y una reducción de los tipos de interés de la deuda de los alumnos.

Sin embargo, algunas voces se alzan en contra de este tipo de formación. La baja tasa de finalización de los cursos y la amenaza que supone la falta de acceso a internet de determinados colectivos, puede suponer un incremento de la desigualdad según expertos como Shanna Smith Jaggars, directora adjunta del Centro de Investigación de la Universidad de Columbia. Smith Jaggars afirma que “estos cursos no representan una disrupción de la educación superior: no están expandiendo el acceso de forma masiva, ni están reduciendo los costes de manera radical”.

Durante las entrevistas realizadas a estudiantes en su investigación, muchos de ellos afirmaron que “las conexiones personales que se crean con los formadores en el aula son vitales para ayudarlos a aprender”. Y no solo eso: un 40 por ciento de ellos consideran que aprendieron menos que en un curso tradicional.

Ese puede ser uno de los motivos del éxito de los cursos de Miríada X, cuyos responsables afirman que los cursos más demandados suelen coincidir con áreas de conocimiento que no se imparten en la educación superior reglada, en especial lenguajes de programación y Big Data.